/ Cambios para no cambiar
Pz
P
65
marcado el antiestatismo. “La desconfianza hacia todo lo
que es público es de las mayores en América Latina. En esos
términos, no podía esperarse mucho de la reforma de Fuen-
tes Knight, quien además era identificado como hijo de un
dirigente izquierdista”.
Tampoco hubo una unidad de mando de parte del gobierno,
reconoce el mismo Fuentes Knight, y en cambio prevalecie-
ron los enfoques equivocados frente a la oposición. “Ante el
sector privado habíamos seguido una política que fluctuaba
entre la confrontación y la conciliación”, menciona, “y a fi-
nal de cuentas ésta última había predominado a tal extremo
que había dado lugar a algo cercano a la claudicación”. Y
remata: “El poder de veto del sector privado surge, al menos
parcialmente, de la debilidad de los partidos políticos, que es
en parte el resultado de su falta de independencia financie-
ra”.
Guatemala tiene un sector privado ultraconservador, movido
por el miedo, describe Barrientos. “Algunos abogados pro-
empresariales me decían: ‘Lo que ustedes están proponiendo
es razonable, es lo que el país necesita, pero en la Cámara
nunca va a pasar’ ”.
Somos el país de América Latina que menos tributa sobre el
PIB, recuerda Godoy. Le da risa, dice, la reacción de los re-
presentantes de la élite cuando traen al Encuentro Nacional
de Empresarios (ENADE) y a la Fundación para el Desarro-
llo (FUNDESA) a sus grandes líderes de derecha, desde José
María Aznar hasta Álvaro Uribe y Julio María Sanguinetti.
“Todos ellos les dicen que tienen que pagar más impuestos,
entre el 13 y el 16 por ciento del PIB, combatir la pobreza,
generar más equidad en la sociedad. Pero se niegan termi-
nantemente a hacerlo. La diferencia es que a ellos los aplau-
den y no se atreven a decirles que son comunistas o que son
de izquierda”.