/ Cambios para no cambiar

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entre los que parecía haber malestar e insatisfacción “con 
las obras que se les habían asignado”, según refiere Fuentes 
Knight.

Pero el CACIF siempre quería dos tipos de garantías, dice. 
Primero, que se negociara con ellos antes de enviar la inicia-
tiva al Congreso, y segundo, que la propuesta enviada no se 
modificara más. “¡Y todo ello sin rendirle cuentas a nadie!”.

En respuesta, Ardón comenta el “estilo particular” de Fuen-
tes Knight, refiriéndose a él como “un buen técnico pero con 
algunas ideas demasiado rígidas que no le permitieron aten-
der otras visiones del problema”. En suma, la credibilidad y 
la confianza se deterioraron muy pronto: “Llegaba al Con-
greso una propuesta de reforma que no había sido conversa-
da con nosotros. Eso mina la comunicación y la confianza, 
aunque no haya obligación de hacer pasar todas las decisio-
nes por esta puerta giratoria”, asegura.

Lo cierto es que la inoperancia del Legislativo favoreció a 
los actores empresariales. A pesar de que el Presidente había 
hablado de una ‘batalla’ y de que no se negociaría el conte-
nido de la reforma fiscal, el temor a la confrontación pronto 
lo condujo a iniciar negociaciones con diversos actores. Los 
primeros contactos se realizaron con los representantes de 
las empresas de telecomunicaciones.

Juan Antonio Busto, quien presidía la Cámara de Industria 
de Guatemala (CIG) a finales del 2009, comentó a la prensa: 
“No necesitamos un pacto fiscal; hay suficientes impuestos. 
Si se cobra a los que no se les está cobrando, se generaría una 
gran cantidad de ingresos para el fisco”.

Sus declaraciones se sumaban a la percepción de los repre-
sentantes del CACIF cuando, en una reunión sostenida con 
Julissa Reynoso, secretaria de Estado Adjunta de los EE.UU., 
mencionaron que el gobierno era extremadamente corrupto