/ Cambios para no cambiar
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la labor de la cartera del ramo mientras estuvo a cargo del
doctor Ferraté: utilizando fondos privativos (es decir, recur-
sos no asignados por Finanzas sino generados por el mismo
ministerio a través de la venta de servicios, como la elabora-
ción de estudios de impacto ambiental) consiguió redactar y
colocar catorce leyes en el Congreso. “Son marcos normati-
vos y regulatorios que no se ven ni se sienten, pero revisten
una gran importancia para el país”, expresa. Lamentable-
mente, las iniciativas siguen estacionadas en la agenda legis-
lativa, víctimas de la indolencia de los llamados ‘padres de la
patria’.
Existe una cantidad de estudios que muestran la relación
entre el modelo productivo y su impacto ambiental, recal-
ca Incer: “Tenemos suficiente evidencia para decir que es
necesario hacerle un ajuste profundo al modelo productivo
vigente”.
De hecho, el Perfil Ambiental de Guatemala 2008-2009, pu-
blicado por el Instituto de Agricultura, Recursos Naturales
y Ambiente (IARNA) de la URL y titulado Las señales am-
bientales críticas y su relación con el desarrollo, arroja algu-
nos indicadores que llaman la atención: “La tasa nacional
de extracción de bienes naturales por unidad de superficie
es de las más altas comparada con países de igual desarro-
llo económico”, concluye el estudio. “Por ello, deben bus-
carse mecanismos de crecimiento que no estén basados en
extracciones de recursos. Actividades como el ecoturismo,
que aprovechan los servicios ambientales generados por los
ecosistemas, son una opción compatible”.
Qué mejor demostración de la pobreza del Estado y su in-
capacidad de proteger a la ciudadanía que los mal llamados
‘desastres naturales’. “Sabiendo que hay que planificar”, re-
procha Melini, “no hay respuestas adecuadas bajo planes de
gestión de riesgos”.