/ Cambios para no cambiar
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carta de presentación ante la sociedad, no la brújula del que-
hacer administrativo. “La misma composición del gabinete
empezó a generar ciertas fisuras que con el tiempo se fueron
ahondando”.
Uno puede contar con el mejor de los planes para gobernar,
matiza Ronaldo Robles, exsecretario de Comunicación So-
cial, “pero si no se tienen los votos en el Congreso, no sirve de
nada; y si los diputados son instrumentalizados de acuerdo
a fines e intereses de otros grupos, te topás contra la pared”.
En efecto, las agendas de negocios que en el Legislativo se
realizan impunemente y en alevosa contravención a las leyes
y los intereses nacionales son prácticas consuetudinarias.
Hubo corrupción, subraya un empresario constructor, fenó-
meno que –aclara– viene de administraciones pasadas: “Ya
desde antes había mucha intromisión de congresistas, y eso
no sólo continuó sino que aumentó. Fueron obvias las asig-
naciones para obras a cargo de empresas de personas que
tenían contactos con diputados, con miembros del partido
oficial o con gente que sencillamente apoyaba los programas
de Cohesión Social”.
Lo que tenían que hacer las empresas para ganar una lici-
tación, explica, era conseguir un padrino: un diputado o un
funcionario bien conectado. “Se aprobaron muchos contra-
tos a través de las municipalidades, creció exponencialmente
la cantidad de oenegés al verse que a través de ellas era fácil
obtener fondos sin mayores controles, poniendo a alguien
más que administrara y sacando cada quien su tajada”.
El ciclo de corrupción se intensificó durante el proceso de
cabildeo en el que Gustavo Alejos consiguió que su herma-
no Roberto fuera nombrado Presidente del Legislativo. Ese
cabildeo, explica Berganza, se basaba en repartir obras del
ministerio de Comunicaciones entre los diputados que vota-