Andrés Zepeda /

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La crisis Rosenberg, por ejemplo, aunque imposible de pre-
ver, ¿hubiera podido evitarse? Edgar Gutiérrez opina que 
Colom la sobrevivió de manera fortuita, por el involucra-
miento de la CICIG, y porque la segunda ‘torre’ que bus-
caban derribar los sediciosos, el Banrural, resistió el embate 
gracias a su particular estructura de negocio. A criterio de 
Víctor Gálvez Borrell, decano de la facultad de ciencias po-
líticas de la URL, el Rosenbergazo se inscribe dentro de un 
escenario de polarización notorio desde que el gobierno ini-
ció labores. “Cualquier suceso se aprovechó políticamente, 
como lo aprovechó el mismo Rosenberg al hacer su denun-
cia, y como lo aprovecharon los grupos que usaron su muerte 
como bandera de agitación golpista”.

En aquel suceso, recuerda Gustavo Berganza, un sector pri-
vado ya de por sí incómodo con Fuentes Knight y su esfuer-
zo por impulsar la reforma fiscal vio el impasse como una 
oportunidad en sintonía con el golpe de Estado a Manuel 
Zelaya en Honduras. “Y ahí”, destaca, “hay que reconocerle 
el mérito al canciller Haroldo Rodas, quien logró movilizar 
a la Organización de Estados Americanos y traer a José Mi-
guel Insulza en muestra de apoyo al gobierno”.

Por otra parte, concluye Berganza, el escándalo sacude y 
pone en evidencia los negocios a la sombra del RENAP y 
Banrural, vinculados particularmente con Gregorio Valdés, 
financista de Colom. A decir de Ardón, “la crisis pudo ha-
ber generado la apertura de ventanas a ese mundo subrep-
ticio de intereses, negocios, clientelismo, nombramientos y 
manejos financieros que no ocasionaron el problema pero 
que se hicieron visibles cuando surgió”. Lamentablemente 
la oportunidad fue desaprovechada, pero en cambio –dice, 
optimista– hoy tenemos mejores capacidades institucionales 
en materia de seguridad y justicia en buena medida gracias a