Andrés Zepeda /
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el segundo lugar en vulnerabilidad por el cambio climático,
sólo más protegida que Bangladesh.
Ardón opina que muchas de estas crisis develaron no sólo las
debilidades del gobierno sino las del Estado. “La gerencia
fue cuestionable y el funcionariado, pobre”, sostiene, “pero
el instrumental para trabajar también es deficiente”. Y un
detalle más, muy importante por cierto, para explicar el hon-
do y aún latente efecto que dejó el rosario de crisis en el ima-
ginario nacional: la cobertura mediática, de sesgo marca-
damente desfavorable durante toda la administración. “No
destruyeron a Álvaro Colom sino al país”, se queja Slowing,
“y a mí me indigna, porque si algo le hace falta a los guate-
maltecos es volver a confiar en su Estado”.
El papel de la prensa mal llamada ‘independiente’
La prensa adversa a Colom y a su equipo de gobierno, que
fue mayoritaria en número y sistemática para atacarlo (ce-
bándose sobre todo en la figura de Sandra Torres y los pro-
gramas por ella impulsados), contribuyeron decisivamente a
incrementar la hostilidad ciudadana y a enrarecer su percep-
ción respecto de un desempeño de por sí caracterizado por la
opacidad, la torpeza y el despilfarro.
Pero ojo, que no es lo mismo opacidad que corrupción, ex-
plica Slowing. Se trata de problemas distintos con estrategias
diferenciadas para su combate. Según ella, fueron principal-
mente la ignorancia y el desprecio por los procesos, por un
lado, y la opacidad por el otro, los rasgos que caracterizaron
el actuar de la gestión saliente. Los niveles de corrupción más
bien se mantuvieron, al menos en el Ejecutivo, en una escala
similar a la de administraciones anteriores.
No obstante, la prensa local, en teoría obligada a escarbar
los hechos superficiales a fin de sacar a luz evidencias que
se encuentran más allá de lo aparente, eligió más bien (con