Andrés Zepeda /
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los que gastó Mi Familia Progresa en sus primeros tres años
de funcionamiento.
El programa de transferencias, reconoce el economista Fer-
nando Carrera, hoy titular de la SEGEPLAN, era necesario
para Guatemala, y era importante que se desarrollara a esa
escala. Su antecesora en el cargo, Karin Slowing, opina que
si bien el brazo social del Ejecutivo creció demasiado en re-
lación con el resto del cuerpo, como una especie de miem-
bro hipertofiado del mismo, no menos cierto es también que
el haber introducido las políticas de protección social en la
agenda pública y en la conciencia ciudadana fue un legado
importante del gobierno de Colom. “Vino para quedarse,
por lo menos, durante los próximos dos o tres gobiernos”,
pronostica.
“Son tan potentes los programas, y tienen tanto respaldo a
nivel de organismos internacionales, que al Partido Patriota
no le quedó otra que absorberlos”, coincide Enrique Godoy,
economista, exdirector ejecutivo de FONAPAZ y excandida-
to a la alcaldía.
La política social impactó particularmente a las mujeres in-
dígenas, sobre todo en las poblaciones más remotas de las re-
giones norte, noroccidente y occidente. Incrementó significa-
tivamente la cobertura educativa y aumentó la demanda por
servicios de salud materno-infantil, según cifras oficiales. Los
resultados de la tercera Encuesta Nacional de Condiciones
de Vida (ENCOVI), realizada por el Instituto Nacional de
Estadística (INE), muestran que si bien hubo un incremen-
to en la pobreza (porque disminuyeron las remesas como
resultado de la crisis financiera, y por lo mismo diminuyó
también la inversión privada), no se reporta aumento de la
pobreza extrema, a pesar de los severos aguaceros y sequías.
La violencia se combate con inteligencia