Andrés Zepeda /
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favores de campaña como la designación de Luis Alejos (pri-
mo de los hermanos Roberto y Gustavo Alejos, el primero
presidente del Congreso durante tres períodos consecutivos,
y el segundo, Secretario Privado de la Presidencia y principal
financista identificable de la UNE) a cargo de Comunicacio-
nes, Transporte, Obras Públicas y Vivienda.
Como desafíos, el nuevo gobierno tenía en puerta la presión
de enfrentar el encarecimiento internacional del petróleo y
su impacto en el precio de los alimentos, los elevados e in-
sostenibles niveles de violencia y conflictividad, el desabas-
tecimiento hospitalario, el hambre y la desnutrición en el
interior del país y la falta de confianza en las instituciones.
Algunos de estos problemas se agudizarían con el tiempo, su-
mándose a otras varias y graves crisis que vendrían después.
Dos banderas ondearían, desde entonces, en los actos ofi-
ciales junto al pabellón de Guatemala: una vieja, la de las
Provincias Unidas del Centro de América (1823), que Colom
quiso rescatar del pasado regional común en señal de inte-
gración de los países que conforman el istmo; y otra nueva,
la de los Pueblos (2007), cuyos cuatro colores hacían refe-
rencia a mayas, garífunas, xincas y ladinos. La Granadera,
marcha militar de larga tradición en actos públicos de todo
tipo, era asimismo sustituida por el son tradicional El Rey
Quiché como acompañamiento al ingreso del Presidente en
sus apariciones oficiales.
El proyecto mimado del gobierno
La Primera Dama, figura usualmente relegada al cumpli-
miento de funciones decorativas en su calidad de esposa del
Presidente y a quien, a lo sumo, se le delegan obras de be-
neficencia de limitado alcance (aunque útiles en cuanto ope-
rativos de relaciones públicas), adquirió desde un principio
una importancia toral en el gobierno de Álvaro Colom. La