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Los tres kaibiles fueron condenados a 6,060 años de prisión 
por asesinato y delitos contra deberes de humanidad, mien-
tras que a Carías se le agregaron seis años más por el delito 
de hurto agravado.

XVIII

Febrero de 2011. Ha transcurrido un año desde el juicio de 
Carlos Carías y los soldados kaibiles Daniel Martínez Her-
nández, Reyes Collin Gualip, y Manuel Pop Sun fueran con-
denados.

Por unos instantes, Irma Valdéz dejó de mirar a María Julia-
na Hernández Morán de jueza a testigo y la miró de mujer 
a mujer.

Le había leído una larga frase con la cual le preguntaba, con 
un indescifrable léxico legal si era consciente del hecho de 
que cualquiera que dé falso testimonio ante la corte puede 
incurrir en una pena de cárcel, pero la anciana no sabía que 
tenía que aceptar las condiciones a viva voz antes de proce-
der a dar su declaración y había permanecido de pie, con la 
mano alzada y asintiendo con la cabeza.

La jueza, con una voz suave como una caricia, le repitió la 
pregunta, esta vez, con palabras sencillas: “Doña Juliana. En 
la corte usted no puede decir mentiras porque si dice menti-
ras puede enfrentar una condena de cárcel. ¿Puede decir, en 
voz alta, si usted entiende eso?”.

Como una colegiala asustada, María Juliana respondió: “Sí 
seño, yo no le voy a decir mentiras seño, todo lo que le voy a 
contar es la verdad”.

La juez quedó satisfecha, le dijo que podía sentarse y le pidió 
a un secretario del Organismo Judicial que ayudara a María