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XVI

Jorge Vinicio Orantes Sosa creía que había encontrado un 
lugar seguro en casa de unos familiares en la parte sur de la 
pequeña ciudad canadiense de Lethbridge, en la provincia 
de Alberta, cuando el nombre Dos Erres lo alcanzó después 
de 29 años.

En mayo de 2010 había huido de su casa en Riverside, Cali-
fornia, donde trabajaba como instructor de artes marciales, 
y se había dirigido a México, desde donde abordó un vuelo 
comercial a Vancouver. De allí emprendió el viaje a Leth-
bridge, donde pensó que podía pasar desapercibido si logra-
ba mantener un perfil bajo.

Pero los agentes de la Unidad Contra Violadores a los De-
rechos Humanos y Criminales de Guerra del Departamento 
de Inmigración y Aduanas de Estados Unidos que tocaron 
a la puerta el 18 de enero de 2011 pusieron fin a sus casi 
tres décadas de fuga y lo transportaron de nuevo a la remota 
aldea donde la muerte había arribado a las tres de la madru-
gada con tolvas, granadas y fusiles de asalto.

Dos días después, con cadenas en las manos y pies y escolta-
do por tres oficiales de seguridad, compareció, el 20 de enero 
de 2011, en la audiencia de extradición en Calgary, Canadá.

Orantes Sosa tenía las ciudadanías canadiense y estadouni-
dense y actualmente enfrenta cargos en Estados Unidos por 
haber mentido para obtener la ciudadanía al haber respon-
dido “no” a dos preguntas: si había estado acusado de viola-
ciones a los derechos humanos en su país de origen y si había 
prestado servicio militar.

Otros dos ex subinstructores kaibiles fueron detenidos el mis-
mo día que Orantes Sosa: Gilberto Jordán y Pedro Pimentel 
Ríos.