/ El largo camino a la justicia
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con el conflicto armado.
Pérez Archila explica que si bien la salida de Florido fue im-
portante, se produjo una serie de cambios a lo interno del
Organismo Judicial que hicieron posible que el caso avan-
zara.
“Con la llegada de Velásquez Zarate hubo una pequeña
apertura y apoyo a los fiscales que durante años habían
acompañado estos casos pero no fue solo eso; hubo un con-
junto de elementos que convergieron, entre ellos el ingreso
de una nueva Corte Suprema de Justicia, en 2009, que a
través de la Cámara Penal impulsó el respeto irrestricto de
las garantías fundamentales de derechos humanos y las obli-
gaciones internacionales del Estado de Guatemala en mate-
ria de derechos humanos. La Cámara Penal creó y propuso
reformas al código procesal como el establecimiento de la
tutela efectiva, la figura del colaborador eficaz, y reformas
sobre la participación de los agraviados y víctimas dentro del
proceso”, afirma el jurista Pérez Archila.
En noviembre de 2009, se emitió el dictamen de la CIDH,
según el cual, el Estado debía resarcir nuevamente a las víc-
timas por un total de US$3.2 millones, incluyendo a los fa-
miliares de los niños asesinados y acelerar la investigación
del caso.
Claudia Paz y Paz, quien sustituyó a Zárate en diciembre
de 2010, reorganizó la Fiscalía de los Derechos Humanos
y le agregó una nueva agencia, de manera que la enorme y
oxidada rueda de la justicia finalmente comenzó a girar de
manera que las ordenes de captura contra los integrantes de
la patrulla kaibil pudieran hacerse efectivas.