/ El largo camino a la justicia

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No se sabe si fue el resentimiento que albergaba contra esa 
tropa, conocida dentro del mismo ejército como los desta-
zadores ,o el hecho de que en el campo de entrenamiento 
El Infierno nunca lograron despojarlo completamente de su 
humanidad lo que lo motivó a hablar, pero lo cierto es que 
sin los testimonios de los tres kaibiles muy probable de que el 
caso jamás hubiera podido llegar a los tribunales.

Los ex soldados testificaron como prueba anticipada, pro-
porcionando los nombres de todos los integrantes de la pa-
trulla, se acogieron al programa de testigos protegidos del 
Ministerio Público, empacaron sus pertenencias y se fueron 
al Distrito Federal, México, donde hasta la fecha viven y tra-
bajan.

Gracias a sus testimonios, un juez de Poptún, Petén, emitió 
17 órdenes de captura contra integrantes de la patrulla kai-
bil, pero ninguno fue aprehendido. Famdegua exigió que el 
caso se trasladara de la fiscalía de La Libertad a la Fiscalía 
de Derechos Humanos en Guatemala, lo cual finalmente se 
cumplió, pero Francisco Palomo, abogado defensor de los 
sindicados, quien actualmente defiende a Efraín Ríos Montt, 
acusado de genocidio, interpuso no menos de 40 recursos de 
amparo con los cuales se pretendía que los acusados pudie-
ran acogerse a la Ley de Amnistía decretada en 1986, bajo el 
gobierno de facto de Óscar Mejía Víctores.

Los militares acusados de violaciones de derechos humanos 
–incluyendo Ríos Montt– han intentado, en repetidas oca-
siones, acogerse a la Ley de Amnistía, algo que ha sido decla-
rado sin lugar ya que la Ley de Reconciliación Nacional de 
1996 estipula que toda aquella persona sindicada de cometer 
actos de tortura, genocidio o desaparición forzada no tiene 
derecho a amnistía.