/ El largo camino a la justicia
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que Rosario pagó por exigir saber dónde estaba su esposo, el
estudiante Carlos Rafael Cuevas Molinas, quien desapareció
en mayo de 1984. Tras el asesinato de Rosario, la dirigente
de Famdegua tuvo que dejar a sus tres hijos para exiliarse en
Los Ángeles, Estados Unidos, pero decidió regresar a Guate-
mala después de cinco meses, a pesar del peligro que corría.
Durante los 28 años que ha dedicado a la búsqueda incan-
sable de los desaparecidos, las amenazas jamás la han hecho
desistir. Aura Elena Farfán es una mujer de voz suave y pala-
bras mesuradas, pero evidentemente tenaz y luchadora.
XIV
La iglesia católica en La Libertad era el único lugar don-
de los sobrevivientes de la masacre de Dos Erres creían que
podían deshacerse del dolor que venían cargando a cuestas
desde que el ejército destrozó sus vidas en mil pedazos con
los golpes de una almágana, explica Farfán.
Dos sacerdotes escucharon su historia y en 1994, doce años
después de la masacre, fueron a Dos Erres. En la Aguada y
Los Salazares encontraron osamentas a flor de tierra y su-
pieron de inmediato que los sucesos que los campesinos les
habían narrado no eran un simple rumor.
Avisaron a la Oficina de Derechos Humanos del Arzobispa-
do de Guatemala (ODHAG), pero ésta no realizaba exhu-
maciones. Famdegua decidió tomar el caso y le pidió apo-
yo a la Fundación de Antropología Forense de Guatemala
(FAFG), organización creada dos años antes por un equipo
de jóvenes arqueólogos de la USAC.
Pero en esos días la FAFG contaba con pocos recursos y no
se daba abasto con tantas exhumaciones de manera que Far-
fán solicitó el apoyo del Equipo Argentino de Antropología
Forense.