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Facultad de Ciencias Políticas y Sociales
relación de fuerzas sociales y políticas
en torno a la forma de organización
económica y el ejercicio del poder en la
sociedad de la época.
El proyecto revolucionario,
pero también la insubordinación
indígena existente a principios de los
ochenta, los movimientos estudiantiles,
sindicales, etc., significaron revueltas
no totalmente articuladas, que la
acción contrainsurgente del ejército les
negó legitimidad y las tornó a todas
subversivas.
Si bien se ha ubicado
conven-cionalmente el “conflicto
armado interno” como el período que
inicia en la década de los sesenta con
el alzamiento de los militares del 13 de
noviembre y finaliza con la firma de los
Acuerdos de Paz en 1996, es posible
considerar que las raíces más próximas
de tal conflicto, se encuentran en el
desarrollo y la terminación traumática
de la Revolución de Octubre.
La propia CEH concluye en ese
sentido, que las causas profundas del
enfrentamiento armado se encuentran
en:
fenómenos coincidentes
como la injusticia estructural,
el cierre de los espacios
políticos, el racismo, la
profundización de una
institucionalidad excluyente
y antidemocrática, así como
la renuencia a impulsar
reformas sustantivas que
pudieran haber reducido
los conflictos estructurales,
constituyen los factores que
determinaron en un sentido
profundo el origen y ulterior
estallido del enfrentamiento
armado (1998: 19).
4
Los intentos de transformación
política y armada llevados a cabo por
la guerrilla guatemalteca, pero también
las demandas sociales y propuestas de
otros actores sociales que buscaron
dicha transformación por vías pacíficas,
se encontraron con la feroz resistencia
de grupos conservadores (oligarquía,
ejército, iglesia, a los que se añadió
la actuación de Estados Unidos),
que llevaron a cabo un accionar
contrainsurgente, sin paralelo en
ningún otro país de América Latina.
5
A la conservación de las relaciones
económicas básicas se sumó la defensa
de un régimen político que cerró los
espacios de la lucha política tradicional
y parlamentaria. Comprender este
momento significa ubicar diversos
intentos de transformación (legales e
ilegales, políticos o político-militares)
frente a regímenes represivos que
apoyaban un sistema económico
que se basaba en la explotación
económica de sectores mayoritarios en
condiciones de injusticia y desigualdad.
Hablar de lucha revolucionaria y
accionar contrainsurgente, sin ese
contexto de reproducción social, es
descontextualizar
y
deshistorizar
el conflicto, asumiéndolo como un
enfrentamiento entre dos actores
(militarizados y militares) con una
población que se encuentra en medio,
pasiva y alejada de dicho conflicto.
4 Aún con lo pertinente de la conclusión de la CEH,
se debe tener cuidado con la expresión “conflicto
armado interno” que puede resultar sumamente
engañosa y ocultar, de cierta forma, las raíces de la
lucha (observación de Sergio Palencia).
5 Para algunos, el error más importante del
movimiento revolucionario, fue no prever la brutal
respuesta represiva del ejército guatemalteco
(observación de Mario Alfonso Bravo).