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Facultad de Ciencias Políticas y Sociales

 El Plan SOFIA contempla el 

exterminio de los elementos subversivos, 

como parte de la misión. Da las 

instrucciones para que los paracaidistas 

y helicópteros lleguen a Palob, Parramos 

y otras poblaciones, para realizar las 

operaciones ofensivas. Es importante 

analizar que dentro de las instrucciones 

de coordinación se indica que “debe 

respetarse la vida de mujeres y niños 

hasta donde sea posible”, circunstancia 

que dejó abierta la posibilidad de matar a 

estos elementos de la población, puesto 

que la instrucción debió contemplar 

la prohibición total para defender y 

proteger a la población civil. Lo cual no 

ocurrió en el presente caso. 

Dentro de la documentación 

adjunta al Plan Operación Sofía se 

encuentran telegramas en los cuales se 

establece que se capturaron niños, los 

cuales fueron llevados al destacamento. 

En los telegramas también se informa 

que se tiene el control de la población y 

que se ha cumplido con la misión.

Siguiendo un camino lógico, 

encontramos que los planes antes 

enunciados, guardan entre sí correlación, 

puesto que el Plan Victoria Ochenta 

y Dos y Firmeza Ochenta y Tres, dan 

los lineamientos, la metodología y la 

estrategia a seguir; mientras que el Plan 

Operación Sofía concretiza la realización.

 

A los juzgadores nos parece 

importante resaltar que en su 

actuación, el ejército, perpetró esas 

masacres haciendo uso de un mismo 

patrón de conducta, lo cual se verifica 

en las acciones realizadas en cada 

comunidad, siendo esta circunstancia 

muy importante, porque evidencia la 

existencia de una planificación previa y 

el cumplimiento de esa planificación.

¿Por qué decimos eso? Esto 

es importante, pues como se ha 

comprobado las acciones violentas 

realizadas en contra de los Ixiles, no 

[fueron actividades espontáneas], sino 

la concretización de planes previamente 

elaborados que conformaban parte 

de la política  de Estado, tendiente 

a la eliminación de un grupo étnico 

determinado, pues es evidente que los 

grupos militares que llegaron, a cada 

una de las comunidades, adoptaron 

el mismo patrón de comportamiento, 

muertes violentas, incendio de 

viviendas, destrucción de la comunidad; 

lo cual al compararlo con las directrices 

existentes en el Plan Victoria Ochenta 

y Dos, Firmeza Ochenta Tres y Plan 

Operación Sofía, vienen a constituirse 

en la materialización de esos planes.

Al efectuar el análisis doctrinario 

del delito de genocidio y confrontarlo 

con la prueba producida en el debate, 

encontramos que con la declaración 

de las mujeres y hombres Ixiles, 

se estableció que efectivamente 

pertenecen al grupo étnico Ixil y que 

tenían asentados sus comunidades en 

las áreas de Santa María Nebaj, San 

Juan Cotzal, y San Gaspar Chajul, en el 

departamento del Quiché; habiéndose 

comprobado hasta la saciedad que 

eran poblaciones civiles dedicadas a la 

agricultura. 

A través de la prueba aportada 

durante el desarrollo del debate, 

con la declaración de las víctimas 

y los peritajes antes enunciados, 

se ha comprobado que se destruyó 

parcialmente un grupo étnico, en el 

presente caso, un cinco punto cinco 

por ciento de la población maya Ixil; 

habiéndose producido la matanza 

de miembros del grupo, como se