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Revista Espacios Políticos
propiedad debe permanecer íntegra,
tal y como se construyó hace más de
50 años.
7. Los objetivos, las metas y los
indicadores
Todo proyecto debe tener
objetivos, metas e indicadores
13
. Los
primeros sirven para entender lo que
se quiere lograr al final del proyecto;
las segundas, para definir los pasos
intermedios para alcanzar los objetivos
y los últimos, para medir el avance e
introducir cambios de tal manera que
se corrijan los errores u omisiones y
se alcancen los objetivos planteados.
Estos últimos también se utilizan
para informar a los involucrados en
qué fase se encuentra el proyecto
y el nivel de éxito (o de fracaso)
alcanzado. En el caso que nos ocupa,
el único objetivo es únicamente
la conservación o restauración de
los bienes patrimoniales que se
consideren necesarios de preservar,
de cara al futuro, para mantener la
“identidad” del Centro Histórico.
En el diseño urbano, existen
indicadores sociales, culturales, am-
bientales y económicos. El proyecto
–de facto
14
- del Centro Histórico no
tiene ninguno. No se sabe cuáles han
13 ¿Qué son los indicadores? El término
“Indicador”, en el lenguaje común, hace
referencia a datos esencialmente cuantitativos,
que nos permiten darnos cuenta de cómo se
encuentran las cosas en relación con algún
aspecto de la realidad que nos interesa conocer.
Los Indicadores pueden ser medidas, números,
hechos, opiniones o percepciones que señalen
condiciones o situaciones específicas.
14 Recordemos que en realidad no hay un
“Proyecto” como tal. Existe la ley y el reglamento,
pero solo se ocupan de los temas culturales y de la
conservación y restauración de las propiedades.
sido los éxitos del mismo, qué cambios
se han realizado, qué errores se han
corregido, cuál es el avance hasta el
momento, como tampoco se informa
a los propietarios y otros interesados
acerca de los resultados de la gestión
de las autoridades.
No se puede informar de
resultados, principalmente por tres
razones: la primera es porque no se
plantearon indicadores; la segunda
es que, para medir los indicadores,
es necesario mantener estadísticas
actualizadas que permitan conocer
el estado del proyecto a través del
tiempo –y estas no se tienen-, y
la tercera es política, ya que a las
autoridades no les interesa que se
conozcan los resultados. Las tres
son graves, porque el ciudadano
tiene derecho a saber si lo que
hacen sus autoridades electas, está
dando resultados, si su gestión es
responsable, eficiente, eficaz y si se
realiza para proteger los intereses
de los habitantes. Es obvio que si se
oculta la información, los políticos
podrán seguir reeligiéndose sin
problemas.
En el caso de la ley citada, la
misma es aplicada por el Instituto de
Antropología e Historia, dependencia
del Ministerio de Cultura y Deportes.
En el caso del reglamento, por
la Municipalidad de Guatemala.
En ambos casos, los funcionarios
encargados no rinden cuentas a
los propietarios, que son los más
afectados o a los usuarios del
centro, por lo que pueden hacer
lo que consideren apropiado sin
consultarlos.