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Facultad de Ciencias Políticas y Sociales

a diseñar y construir de acuerdo al 
criterio particular de unos pocos.

¿Acaso los propietarios de hoy no 
tienen el derecho y la inteligencia 
de disponer de sus propiedades de 
acuerdo a sus deseos mientras no 
dañen a nadie? En todo caso ¿porqué 
una institución dispone que una 
propiedad no deba ser intervenida 
sin compensar adecuadamente a su 
legítimo poseedor?

El Reglamento no reconoce el carácter 
dinámico de las ciudades y al tratar 
de congelar en el tiempo un área, 
impide el desarrollo natural de ésta, 
provocando así su deterioro y la ruina 
de sus legítimos propietarios. Si dicho 
reglamento se hubiese implementado 
en la Roma de 1,500 DC., no existiría 
la Basílica de San Pedro; si se hubiese 
implementado en el París de 1,800, 
no existiría la Ciudad Luz sino que 
una medieval muy distinta; si se 
hubiese implementado en Nueva York 
de 1,900, no existiría el Empire State 
Building, etc..

También permite llevar a cabo un 
proyecto urbano (pensado por 
funcionarios) con dinero ajeno, es 
decir con el de los bienes de los 
propietarios. De más está decir que 
nadie puede pensar (para su propio 
provecho) un proyecto en el terreno 
vecino y luego exigirle a su propietario 
que lo pague con su dinero. ¿Por qué 
entonces el Estado exige al vecino tal 
cosa?

El reconocimiento a la cultura se 
inicia por el respeto hacia nuestros 
semejantes y sostenemos que no es 

posible crear cultura irrespetando 

dicho principio.

3. La legislación

Según el Dr. en Derecho 

Constitucional, José Luis González 

Dubón, además de los artículos de 

la ley y el reglamento citados en el 

Manifiesto Urbano, se transgreden 

la Constitución de la República y se 

vulneran algunas disposiciones del 

Código Civil, las cuales se citan a 

continuación (cito en extenso):

Artículo 464. La propiedad es el 

derecho de gozar y disponer de los 

bienes dentro de los límites y con la 

observancia de las obligaciones que 

establecen las leyes.

El anterior artículo define lo que 

constituye el derecho de propiedad. 

A contrario sensu, esa definición 

significa que si el propietario no 

puede gozar y disponer de sus 

bienes se le está violando un derecho 

fundamental. Ello representa dos 

cosas: 1) Que la ley y el Reglamento 

de Protección del Patrimonio Cultural 

no pueden hacer nugatorio el gozo y 

disposición de la propiedad privada, 

y regularla como si fuera pública, 

el hecho de equiparar la propiedad 

privada a la pública, la desnaturaliza 

y es nula ipso-iure (Artos. 44 último 

párrafo, 175 y 204 de la Constitución 

Política de la República). 2) Que 

cualquier regulación no emitida por el 

Congreso, en este caso el Reglamento 

de la Ley de Protección del Patrimonio 

Cultural, promulgada por el Ejecutivo 

en un Acuerdo Gubernativo, no obliga 

a los ciudadanos de acuerdo con el 

Arto. 5 de la Constitución.