62
Facultad de Ciencias Políticas y Sociales
monetarias, las cuales han llegado a
cobrar una importancia tan grande que
según el informe Estado de la Región
en Desarrollo Humano Sostenible
(2008), su ausencia supondría que
la condición de pobreza en el istmo
se incrementara en 305.715, lo que
implicaría un aumento de 3,5 % en
la incidencia de la pobreza a nivel
regional. Por otra parte, se señala
en Rocha (2008) que las remesas en
estos últimos lustros se han colocado
en un sitio prominente dentro de las
cuentas nacionales centroamericanas
y su peso es indiscutible y creciente:
su valor está entre el 9.4 y 25.5 % del
PIB, va del 60 al 173.5 % del valor de
las exportaciones, del 30.3 al 51.6 del
valor de las importaciones, del 55 al
67.6 % del valor del déficit comercial
y del 88.7 al 153.5 % del valor del
déficit comercial con Estados Unidos.
Asimismo, las remesas económicas
constituyen una fuente de liquidez y
fortalecimiento del sistema bancario y
benefician a las elites económicas de
la región, sin embargo es un aporte
que pasa desapercibido y no se ha
abordado con el detalle y la atención
que amerita.
El porcentaje del valor de
las remesas en el PIB de estos
países corrobora la importancia
económica que los envíos de dinero
de trabajadores emigrantes han
llegado a tener dentro de las cuentas
nacionales, el sistema financiero y
las economías nacionales y no solo
su aporte fehaciente para impulsar el
consumo de la familia del migrante.
También se destaca cómo en los
tres casos la emigración al norte se ha
establecido como una opción laboral
bien afianzada para grandes sectores
de la población rural y urbana ante
la falta de empleo de calidad que se
registra en la zona. Dicha tendencia
se ha venido pronunciando más, no
obstante los crecientes riesgos y la
violencia en el tránsito por México, y
está produciendo impactos evidentes
en la sociedad y no solo en la economía.
Debido a la importancia adquirida, ya
se considera que las emigraciones
internacionales de Guatemala y
varios países de Centroamérica se
han convertido en componentes
estructurales (Programa Estado de la
Nación, 2008).
Para el caso guatemalteco en
particular se ha señalado (Jonas:
2013), que las migraciones al norte
permiten paliar, a modo de válvula de
escape, las tensiones que generan la
inequidad y la pobreza históricamente
establecidas a los cuales se suman
nuevos problemas como los altos
niveles de violencia principalmente a
nivel urbano y en ciertas zonas rurales
o los repetidos desastres “naturales”
debidos al cambio climático.
Ante ello, conviene desarrollar
en distintos medios académicos u
organizativos, trabajos o estudios que
sitúen y caractericen bien la mirada
social que comportan las llamadas
remesas sociales, entendidas como la
adquisición de un conjunto de ideas
y prácticas en aspectos culturales,
educativos y cívicos, que circulan de
las comunidades del país de destino
hacia las comunidades del país de
origen. De igual forma, a nivel local y
trasnacional se registra una serie de
redes sociales de apoyo —parentesco,
amistad, vecindad, paisanaje— que