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 Revista Espacios Políticos

ESPACIOS POLÍTICOS

Año VIII, número 13, octubre de 2015

PRESENTACIÓN

De la crisis política a las elecciones generales: 

el accidentado 2015 y este número

E

ste número del segundo semestre de la revista Espacios Políticos 

coincide con el período electoral y fue concebido para incluir 

artículos relacionados con dicho tema. En abril de 2015, sin 

embargo, se desencadenó la crisis política que no termina aún de 

resolverse. En efecto, si bien la misma venía gestándose desde tiempo 

atrás, irrumpió con las capturas de la llamada red criminal La Línea 

y con las movilizaciones masivas para la renuncia del presidente y 

de la vicepresidenta de la Republica. La crisis política fue opacando 

y sobredimensionando otros temas —como las propias elecciones 

generales— y concentró el interés y la cobertura noticiosa durante 

varios meses. Las denuncias se extendieron y pasaron de los delitos 

de defraudación aduanera a los de corrupción en la Seguridad Social, 

tráfico de influencias, evasión de impuestos, complicidad de autoridades 

locales en el narcotráfico, lavado de dinero por parte de diputados y 

candidatos a puestos de elección popular, hasta llegar al devastador 

informe de la CICIG, sobre el financiamiento fraudulento y generalizado 

de los partidos políticos. El llamado “financiamiento de la política”. 
De la pérdida inicial de simpatía y apoyo al gobierno, se transitó hacia 

una profunda crisis de credibilidad y confianza, así como al rechazo y 

la indignación de la ciudadanía. La corrupción, como aprovechamiento 

ilícito del poder para beneficio personal y como distorsión de la función 

pública, se convirtió en la motivación principal de las movilizaciones. Se 

trató de una crisis que involucró a todos los poderes del Estado y que 

generó, como algún columnista de prensa señalara una dificultad para 

imaginar el futuro en los plazos inmediatos. Se instaló la incertidumbre 

y confusión sobre el propio proceso electoral: cambiar la fecha de 

las elecciones, instaurar un gobierno provisional o uno de transición, 

diferir en definitiva las elecciones. Nunca en los 29 años seguidos a la 

“instauración de la democracia” (1986-2015) se programaron elecciones 

en medio de situaciones tan complejas como las siguientes: propuestas 

y presiones para reformar la Ley Electoral y de Partidos Políticos —que se 

exigía fueran de aplicación inmediata—; denuncias penales y suspensión 

de inscripción de candidatos por fraude y corrupción; partidos políticos 

que excedían los límites legales de sus gastos de campaña o bien, 

acciones legales diversas para suspender los comicios. 
Los efectos posibles de esta compleja situación sobre el proceso 

electoral (si es que se celebraba) consistían, entre otros, en el eventual 

incremento de la abstención ciudadana y del voto nulo o en blanco. 

Y para ello también se realizaban campañas llamando a no votar o