46

Facultad de Ciencias Políticas y Sociales

nos dicen, pero la ley no es igual 

para todos). 

En ese rezago, la democracia 

aún se espera. Un estudio de la 

Fundación Konrad Adenauer revela 

que Guatemala ocupa el último lugar 

de América Latina

3

 en desarrollo 

democrático.

En Tarde es temprano para 

nosotros

4

 argumentamos en otro 

texto y citamos a Castells y a Touraine: 

no puede construirse mercado sin 

instituciones o sea, el mercado en sí 

es caótico. Necesita regulación que 

preserve el bien social.

Pero la legislación ha llegado 

a la paradoja: la ley autoriza su 

evasión e incumplimiento: un 

sistema formalmente estructurado 

es amparo del caos jurídico: jueces 

comprometidos políticamente o 

sobornados. Se persigue, asesina o 

desplaza a los probos. 

El Ejército es una tarea pendiente 

para la democracia necesaria.

El Ejército es una rémora. 

Es anacrónico. No se actualiza ni 

reconvierte. Contiene problemas 

estructurales, 

entre 

ellos, 

el 

enquistamiento de redes capturadas 

por lo ilícito, la difusa función 

Konrad-Adenauer-Stiftung-Polilat. 

(2014) 

Índice de Desarrollo Democrático de América 

Latina. Montevideo. Obtenido en: http://www.

idd-lat.org/2014/downloads/idd-lat-2014.pdf 
4  Orantes, Carlos. (2006). Tarde o temprano 

para nosotros. En Revista de la Universidad de 

San Carlos, julio/septiembre, n.° 1. Guatemala: 

Usac.

en relación a los otros aparatos 

públicos: igual patrullan calles, quitan 

escombros, ayudan a la distribución de 

víveres, etc. Mientras que su principal 

tarea, el resguardo de las fronteras 

está descuidada. Lee la Constitución 

como un poder al margen y encima 

del Estado. El exceso de burocracia y 

el afincamiento en viejas estructuras 

se conjugan con sus fuerzas militares 

sin pertrechos suficientes.

El Ejército no encuentra su lugar 

en la dinámica del poder. Su “política 

de defensa” es retórica y carece de 

un Estado Mayor de carrera, capaz de 

actualizar su estrategia.

Un medio para iniciar el arreglo 

de esto es el Congreso que está 

demasiado 

corrompido, 

copado 

por las camarillas políticas, las 

cuales, para mayor agravio, son 

mayoritariamente incompetentes. 

No tienen una experiencia básica de 

Estado. En Guatemala se extinguieron 

los pocos intelectuales con visión 

de Estado y sobreviven quienes al 

margen lo entienden e interpretan. El 

Congreso “vació” temporalmente su 

poder, al verse obligado a quitarle la 

inmunidad al presidente. Ahora, parte 

de ese poder político lo toma la Corte 

de Constitucionalidad, tan pervertida 

por su fraccionamiento político.

El afán de superar la crisis de 

funcionalidad del “Estado” no impidió 

la reelección de diputados. Fueron 

propuestos muchos jóvenes que 

aportarían su energía pero carecen 

de formación y experiencia. Podemos 

confiar en ellos, pero no olvidamos que