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Facultad de Ciencias Políticas y Sociales
nos dicen, pero la ley no es igual
para todos).
En ese rezago, la democracia
aún se espera. Un estudio de la
Fundación Konrad Adenauer revela
que Guatemala ocupa el último lugar
de América Latina
3
en desarrollo
democrático.
En Tarde es temprano para
nosotros
4
argumentamos en otro
texto y citamos a Castells y a Touraine:
no puede construirse mercado sin
instituciones o sea, el mercado en sí
es caótico. Necesita regulación que
preserve el bien social.
Pero la legislación ha llegado
a la paradoja: la ley autoriza su
evasión e incumplimiento: un
sistema formalmente estructurado
es amparo del caos jurídico: jueces
comprometidos políticamente o
sobornados. Se persigue, asesina o
desplaza a los probos.
El Ejército es una tarea pendiente
para la democracia necesaria.
El Ejército es una rémora.
Es anacrónico. No se actualiza ni
reconvierte. Contiene problemas
estructurales,
entre
ellos,
el
enquistamiento de redes capturadas
por lo ilícito, la difusa función
3
Konrad-Adenauer-Stiftung-Polilat.
(2014)
Índice de Desarrollo Democrático de América
Latina. Montevideo. Obtenido en: http://www.
idd-lat.org/2014/downloads/idd-lat-2014.pdf
4 Orantes, Carlos. (2006). Tarde o temprano
para nosotros. En Revista de la Universidad de
San Carlos, julio/septiembre, n.° 1. Guatemala:
Usac.
en relación a los otros aparatos
públicos: igual patrullan calles, quitan
escombros, ayudan a la distribución de
víveres, etc. Mientras que su principal
tarea, el resguardo de las fronteras
está descuidada. Lee la Constitución
como un poder al margen y encima
del Estado. El exceso de burocracia y
el afincamiento en viejas estructuras
se conjugan con sus fuerzas militares
sin pertrechos suficientes.
El Ejército no encuentra su lugar
en la dinámica del poder. Su “política
de defensa” es retórica y carece de
un Estado Mayor de carrera, capaz de
actualizar su estrategia.
Un medio para iniciar el arreglo
de esto es el Congreso que está
demasiado
corrompido,
copado
por las camarillas políticas, las
cuales, para mayor agravio, son
mayoritariamente incompetentes.
No tienen una experiencia básica de
Estado. En Guatemala se extinguieron
los pocos intelectuales con visión
de Estado y sobreviven quienes al
margen lo entienden e interpretan. El
Congreso “vació” temporalmente su
poder, al verse obligado a quitarle la
inmunidad al presidente. Ahora, parte
de ese poder político lo toma la Corte
de Constitucionalidad, tan pervertida
por su fraccionamiento político.
El afán de superar la crisis de
funcionalidad del “Estado” no impidió
la reelección de diputados. Fueron
propuestos muchos jóvenes que
aportarían su energía pero carecen
de formación y experiencia. Podemos
confiar en ellos, pero no olvidamos que