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Revista Espacios Políticos
Las
“elecciones”
son
un
llamado a votar por lo que unos
cuantos eligieron de antemano.
Los partidos políticos que fueron
concebidos para absorber y canalizar
la inquietud social, devinieron en
grupos gremiales bajo el control de
una burocracia pequeña, clientelar y
corrupta, que privatiza la institución
y hace de la política un conjunto de
prácticas de negociación, presión
y chantaje a favor de sus intereses
privados. Así, las direcciones políticas
se eternizan y se enriquecen. ¿Quién
“iba a creer” que la política sería una
forma improductiva de reproducción
del capital?
Según la dirección económica,
política y social en las decisiones
públicas, lo que dirige la acción
gubernamental es una oligocracia
—un gobierno de pocos—, que aspira
a la paz social con limosnas, como
son los “programas sociales”, que
en condiciones miserables de vida,
llevan “bolsas de alimentos” a las
comunidades que pueden estar entre
las más pobres o son un soborno
para conseguir apoyo a la institución
(gobierno, empresa o partido). En
condiciones injustas de vida, la gente
y algunos dirigentes sociales son
sobornados. Estas son formas de
corrupción encubierta.
Ante el fracaso de las
monarquías y las dictaduras, se
buscaron formas de inclusión social
que consiguieran legitimidad al
poder. En algunos países fue la
fuerza social, como ocurrió en la
fundante Revolución Francesa.
Pero el crecimiento capitalista, en
Guatemala, se sobrepuso y subordinó
las formaciones de gobierno a los
intereses del capital dominante.
En nuestro país, la progresiva
acumulación y alta concentración de
capital arrancó en la expropiación y
explotación de grandes extensiones
de tierra y la producción agraria
contó con mano de obra sometida.
La modernización del capital
fue tempranamente copada por
intereses monopólicos. La indus-
trialización ha sido muy pobre
e incompetente ante los bienes
importados. Contemporáneamente
la economía se basa en la industria
extractiva, el comercio y se nutre
del capital inorgánico (remesas,
turismo, narcocapital). No ha habido
preocupación por el desarrollo de la
infraestructura, ni por la calidad de
la mano de obra. Valerie Julliand,
coordinadora residente del sistema de
NN. UU., declaró, en la inauguración
del sexto foro Esquipulas (agosto,
2015), que Guatemala ocupa el
último lugar en el mundo, en relación
a inversión social. Mismo lugar ocupa
en cuanto a recaudación fiscal.
El capital guatemalteco pro-
tege su rentabilidad y la cúpula
económica sacrifica la inversión en su
sustentabilidad. La política responde
a este atraso. En 1954 se sepultó la
legitimidad alcanzada y en su lugar
tomó aire la imagen de un Estado de
derecho basado en el autoritarismo
e inspirado en la doctrina de la
seguridad nacional. (La ley es la ley,