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Facultad de Ciencias Políticas y Sociales

La investidura del licenciado 

Alejandro 

Maldonado 

Aguirre, 

vicepresidente recién designado y 

ahora Presidente Constitucional, abre 

espacio a la concertación o relativo 

consentimiento sociopolítico (que 

“daría largas” a las contradicciones 

no resueltas). Y todo depende de la 

certidumbre de ese acuerdo social, 

como lo pide Maldonado Aguirre.

“Las aguas pueden volver a su 

nivel”, por el efecto mediatizador 

de la renuncia y de las elecciones, 

con el relativo agotamiento de la 

movilización social. Sin embargo, hay 

fuerzas sociales activas que proponen 

intensificar la lucha por los cambios.

La segunda vuelta electoral dará 

calor a las contradicciones y el ya 

descontento social. Quedan algunas 

preguntas. ¿Será viable y certero 

Maldonado Aguirre en la promoción 

del acuerdo social? Producto de este 

sistema corruptor fue la campaña 

electoral de Manuel Baldizón, que 

tiene un comportamiento más 

preocupante, porque gastó cantidades 

multimillonarias en su campaña, más 

allá del límite legal, sin acreditar 

sus fuentes de financiamiento. Ha 

sido contradictorio en su discurso, 

según la conveniencia del momento 

y no sustenta un programa sino un 

enunciado de deseos. ¿Qué hará 

su fuerza electoral ausente en una 

segunda vuelta? Tan desmedida fue su 

campaña que la fuerza electoral que 

consiguió puede ser desestabilizadora. 

Pero Baldizón llamó a la unidad de su 

partido y se retiró del mismo.

El primer lugar que alcanzó 

Jimmy Morales y la participación de 

Sandra Torres auguran una reñida 

segunda vuelta.

Evidentemente, esta crisis de 

gobernabilidad agrieta al sistema. 

Un reencauce es necesario, y esto 

solamente es posible si se abre 

camino a la democracia.

2. ¿Qué democracia?

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Ceci n’est pas une pipe escribió 

Rene Magritte en 1929. Pintó una pipa 

y puso tal mensaje al pie. Esto no es 

una pipa. Lo que se ve no es. Esto 

que parece democracia no es. Porque 

en Guatemala la participación social 

no es decisión, ni las votaciones son 

elección.

Si pensamos de acuerdo a la 

composición social, lo de demos  

pueblo, que gobierna— no es tal. 

Es una formalidad legal que existe 

en la letra pero no en la realidad. La 

participación social está subordinada 

al “imperio de la ley”, que la vemos: 

restricción de la organización social 

(hasta el ministerio de Trabajo, 

llamado a procurar por la defensa 

de los trabajadores, es una instancia 

que impide u obstruye la organización 

sindical) 

criminalización 

persecución de la protesta social 

orillada a manifestaciones irregulares, 

precisamente porque el gobierno no 

responde a ese interés social.

2 Sobre las variaciones de la democracia, 

consultar Gálvez, Víctor. (2014). Democracia y 

movimientos sociales: una relación no siempre 

asumida. En Espacios Políticos, año VII, número 

10. Guatemala: Universidad Rafael Landívar.