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 Revista Espacios Políticos

PODEMOS

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Enrique Naveda

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H

ace un año y tres meses, nadie 

había oído hablar de Podemos. 

Este desconocimiento no era 

producto de una conspiración o un 

alineamiento de los medios y sus 

adversarios (llámenlo como quieran, 

eso vendría después), para mitigar el 

auge de un partido que amenazaba con 

desbancarlos. La razón era más simple: 

hace 15 meses, Podemos aún no existía. 

Hace 10, era la cuarta fuerza con más 

votos en las elecciones al Parlamento 

Europeo, en el que consiguió cinco 

diputados. Y más recientemente se 

ha convertido en el partido con mayor 

intención de voto directo (pero el 

sistema español no es proporcional) y 

con el mayor número de afiliados de 

España. Es, de momento, una marea 

que está arrasando vehementemente 

con todo lo que había. En ella, solo en 

ella, flotan las esperanzas de un futuro 

digno de muchísimos españoles que ya 

la habían perdido por completo, como 

si estuvieran a las puertas del infierno 

de Dante, en una especie de Divina 

1 Resumen de su exposición en la conferencia 

inaugural del primer ciclo 2015: Podemos en 

España, ¿podremos en Guatemala?
2 Español, licenciado en Periodismo por la 

Universidad del País Vasco y titulado al nivel de 

maestría en Estudios Estratégicos por la Facultad 

de Ciencias Políticas y Sociales de la Universidad 

Rafael Landívar de Guatemala. Actualmente es 

Director del periódico digital Plaza Pública.

Comedia. Después de las mareas, 

todo suele quedar desordenado. Ellos 

aseguran que también quedará más 

limpio.

¿Cómo comenzó todo esto? Pues 

comenzó antes. Es decir, aunque a 

veces se presenta con un discurso 

del triunfo de la voluntad, en realidad 

está claramente imbricado en una 

serie de procesos y transformaciones 

sociopolíticas profundas. Podríamos 

irnos hasta 2001, cuando entró en 

vigor el Euro, o un poco después, 

tras el fallido intento de dotar de un 

tratado de constitución a la Unión 

Europea, pero lo haremos más breve.

A mi juicio, el marco de posibilidad 

—esa concatenación de circunstancias 

que le da piso—, se comienza a 

formar con la crisis económica y el 

posterior pliegue del gobierno a las 

políticas de austeridad dictadas por 

la Troika (Banco Central Europeo, 

Comisión Europea y Fondo Monetario 

Internacional) y a los mercados. Y los 

detonantes son un movimiento social, 

el de los indignados, y un manifiesto 

(Mover ficha: convertir la indignación 

en cambio político).

Podemos surgió en una España 

con una tasa de desempleo de 

26%, una caída de la renta per 

cápita jamás vista en 80 años y una 

oleada de recortes presupuestarios. 

Los españoles han visto cómo, en el 

último año del gobierno de Zapatero 

y a lo largo de todo el de Rajoy, se 

han deteriorado gravemente dos 

servicios públicos que eran clave 

para la idea que tenían de su Estado: 

la sanidad y la educación. Todo 

eso, en medio de una corrupción 

desbocada, 

de 

construcciones