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Facultad de Ciencias Políticas y Sociales
redefinen la lógica misma del sistema
policial. La democracia es conflicto
que a través del desacuerdo habilita
y despliega aquellas voces de la
diferencia.
A estas voces de la diferencia
Rancière las llama el pueblo. El pueblo
es el sujeto de la política; con este no
se refiere al conjunto de miembros
de la comunidad, o la población, sino
más bien a la parte suplementaria,
los que no cuentan, en relación a
cualquiera de las partes contables de
la población. El pueblo se refiere a
los sujetos suplementarios inscriptos
como un plus valor.
La política es el trazado de
una diferencia evanescente en la
distribución de las partes sociales,
entonces su existencia no es de
ninguna manera necesaria. Por el
contrario, la política sucede siempre
como un accidente recurrente en la
historia de las formas de la dominación
(Rancière, 2006)
7
. Al ser esta
excepcional, siempre está a punto
de convertirse en policía, de volverse
orden o, en términos de Laclau y
Mouffe, de devenir hegemónica. La
política, al ser disrupción de la policía
y buscar emancipación en nombre
de la igualdad, busca así mismo
reordenar la organización dada,
tendiendo entonces a cristalizar como
nuevo orden y volverse policía.
En este sentido, valdría la pena
traer lo anterior a colación, al recordar
el debate que en las últimas semanas
ha surgido en la coyuntura nacional
acerca de la “institucionalización de
7 Séptima tesis de la política de Rancière en:
Política, policía, democracia.
la protesta”, al sugerir que el espíritu
de las manifestaciones debiera de
constituirse en partidos políticos y
así poder canalizar las demandas de
forma institucional. De llevarse esto a
cabo, estaríamos hablando de política,
buscando convertirse en policía para
ordenar, distribuir y asignar. De tal
cuenta, arriesgadamente considero
que la protesta no puede ser
institucionalizada, porque al hacerlo
deja de ser protesta; no puede
existir tal cosa como una protesta
institucionalizada. Sería un oxímoron,
ya que la policía es lo estatal, en tanto
expresión del orden cristalizado y la
política es el acto de interrupción de
ese orden por la lógica de la igualdad.
Así, la política no queda reducida a
un lugar.
Esto es interesante cuando
pensamos en la coyuntura de los
últimos meses en Guatemala, y la forma
en que el desacuerdo entre diferentes
posturas ha sido representado en
diversos medios de comunicación.
¿Podemos decir entonces que, al
querer imponer un consenso entre la
diversidad de demandas, es la policía
la que actúa? Diremos, entonces, que
la diversidad de demandas, o sea, el
desacuerdo, es política.
3. Repensando la ciencia política
Indagar en esta concepción
de la política y de la democracia,
indudablemente nos sitúa ante
la pregunta: ¿qué entender por
«ciencia política»? Rancière es muy
claro al respecto: no existe ciencia
de la política, sino una ciencia del
gobierno: se piensa que la ciencia
del gobierno (o de las encuestas)