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Revista Espacios Políticos
cierto por medios organizativos, ine-
vitablemente bastante reguladores.
La dirigencia de la izquierda política
es uno de los grupos sociales donde
más se cumple aquello de que “o es-
tás conmigo o estás contra mí”. Esto
se cumple no solo en los partidos re-
volucionarios que más han conserva-
do sus genes marxistas, sino también
en los partidos social demócratas.
Un buen ejemplo fue en la
Alemania de comienzos del milenio
la incapacidad del SPD de conservar
en su seno a Oskar Lafontaine y
a su corriente más radical, que
no veía futuro en la “Tercera Vía”
del entonces canciller Gerhard
Schröder. Y asimismo la dificultad
de Oskar Lafontaine de domeñar su
personalismo y fundir su indudable
liderazgo con la inevitable disciplina
partidaria para apropiarse ahí de las
posibilidades históricas de triunfo
futuro de su corriente radical. Aliada
hoy esta corriente con los restos
del Partido Comunista de Alemania
Oriental en una minoría –Die
Linke- que apenas llega al 10% del
electorado, parece dejar pasar de
largo esas posibilidades históricas
de hacer fermentar la izquierda
política alemana. El ejemplo chileno,
que ya mencioné arriba, en la
formulación de este reto, fue no solo
políticamente imprudente, sino sobre
todo dramáticamente facilitador del
golpe de Estado contra la democracia
en Chile.
Pero también en El Salvador
hay ejemplos históricos como la reti-
rada de la Corriente Social demócra-
ta-Cristiano demócrata, conocida an-
tes como la Resistencia Nacional, del
FMLN, muy forzada por el protagonis-
mo de Joaquín Villalobos y Guadalupe
Martínez, y la retirada de la Corriente
Renovadora, luego Movimiento Reno-
vador, que llevó a Facundo Guardado
como candidato presidencial, perde-
dor frente a Francisco Flórez. En cam-
bio, es importante que se haya man-
tenido dentro del FMLN la “Fuerza por
el Cambio”, con la que el alcalde de
Santa Tecla por 4 períodos, Oscar Or-
tiz, disputó la elección para ser candi-
dato presidencial del FMLN y la perdió
contra Shafick Jorge Handal. Hoy, Os-
car Ortiz es candidato vicepresiden-
cial del FMLN en la fórmula que enca-
beza Salvador Sánchez Cerén.
El objetivo político en la iz-
quierda no debería ser arrinconar a
las formas de pensar disidentes, sino
tender puentes con ellas para enri-
quecer a toda la izquierda. Eso signifi-
ca abandonar el famoso “centralismo
democrático”, una opción política que
nada tiene de democrática, y fundar
la democracia interna en el organis-
mo partidario, para que las diversas
tendencias tengan la oportunidad de
ser vistas todas ellas como contribu-
ciones a la creación del conocimiento
emancipador y no caigan víctimas del
conocimiento regulador, es decir de
la raíz del despotismo y/o dictadura,
que, desde la Revolución Francesa,
ha abortado las mejores semillas del
liberalismo de derecha y de izquier-
da
25
. Todavía más, eso significa reco-
nocer que cualquier tipo de dictadura
es incompatible con la pasión huma-
25 Wallerstein…, Geopolitics…
Wallerstein…, Geopolitics…op.cit., ibid.