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Revista Espacios Políticos
En el nivel tercero es “político”,
si bien los anteriores y el cuarto
inciden también concatenadamente
en las relaciones, política, hay que
suscitar, siguiendo a Richard Falk,
una orientación de “gobierno humano
(human governance)”. Tanto las
teorías de la unión, como el mercado o
la democracia liberal, como las teorías
contrahegemónicas de separación
(por ejemplo, añado yo, obrerismo
clasista; indigenismo antimestizo o
antiblanco; feminismo estigmatizador
de lo masculino; etc.), “han generado
formas de barbarie, de exclusión y de
destitución” –las primeras-, así como
“prácticas neofundamentalistas o
neotribales” –las segundas.
Es preciso –piensa Santos-
suscitar, también aquí “una imagen
desestabilizadora: la imagen del
apartheid global, un mundo de guetos,
sin entrada ni salida”, que constituya
“la energía de la orientación política
del gobierno humano”. Un gobierno
que, en lugar de partir del presupuesto
de la probabilidad de una “lucha de
civilizaciones” a la Huntington, parta
del fomento de la comunicación
mutua intercultural y del “respeto y
celebración de la diferencia, y una
actitud de extremo escepticismo”
frente a quienes enfatizan los
exclusivismos, de manera que se
pueda descubrir en las otras culturas
y, por tanto, también en las otras
personas diferentes la riqueza de la
múltiple ciudadanía de este mundo.
Lo contrario, “asociado a la guerra,
las desigualdades abismales, y el
colapso ecológico”, nos acercaría a la
perpetuación de la sospecha mutua
generalizada que desemboca una y
otra vez en el conflicto, de carácter
bélico o de atentado terrorista.
Finalmente, el cuarto nivel es
“jurídico”. Lo que nos ayudaría en
él –piensa Santos- es “la doctrina
‘patrimonio común de la humanidad’”.
A pesar de lo “vilipendiada” que ha
sido “en la segunda mitad del siglo
XX”, es preciso seguir enfatizando
que existen “campos sociales, físicos
o simbólicos, que son res communis”,
es decir asunto de toda la humanidad:
“El fondo marino, la Antártida, la
Luna y otros cuerpos celestes, el
ambiente global, la biodiversidad
son algunos de los recursos que,
si no son” confiados a ciertas
entidades para ser administrados por
ellas “a favor de las generaciones
presentes y futuras”, acabarán siendo
apropiados, explotados y dilapidados
conflictivamente por los más fuertes.
Y “la vida en la Tierra se hará
intolerable hasta dentro de los guetos
de lujo que componen el apartheid
global”. La imagen desestabilizadora
será aquí “la parábola de la tragedia
de los comunes”
18
, que “será tanto
más desestabilizadora cuanto más
elevada sea la conciencia ecológica
global.” A fin de cuentas, los orígenes
arquetípicos del patrimonio común en
el origen del derecho internacional
18 “La parábola de la tragedia de los comunes”
fue un escrito de Garret t Hardin, publicado en
Science, vol. 162, n.3859, December 13, 1968,
pp. 1243-1248. [Obtenido visitando Wikipedia,
Tragedia de los Comunes, 04/11/2013]. Preocu-
pado por el incremento poblacional, Hardin des-
cribe el caso en que una serie de individuos en
prosecución de su interés individual acaban por
destruir el recurso común que todos igualmente
pretenden. Entre nosotros, el bosque o el agua
pueden ser buenos ejemplos de la tragedia.