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Facultad de Ciencias Políticas y Sociales
la investigación sobre el ADN “puede
interpretarse como otro medio de
convertir el cuerpo en la raíz última.
Comenzamos el siglo XX con la
revolución socialista y la revolución
introspectiva, y lo terminamos con la
revolución corporal. El papel central
que… asumieron la clase y la psique,
en la actualidad lo ha asumido el
cuerpo, convertido, al igual que la
razón ilustrada, en la raíz de todas las
opciones.”
Trivialización de la ecuación entre
raíces y opciones
Nos queda por ver lo que
Santos llama “la trivialización de la
ecuación entre raíces y opciones”.
La ecuación raíces/opciones “sólo
parece tener sentido en una cultura
conceptual, logocéntrica, que discurre
sobre matrices sociales y territoriales
(espacio y tiempo) y las somete a
criterios de autenticidad.” En cambio,
“a medida que transitamos hacia
una cultura centrada en imágenes,
el espacio y el tiempo van siendo
sustituidos por los instantes de la
velocidad, las matrices sociales…
por mediatrices
16
y, en el mismo
nivel, el discurso de la autenticidad
se transforma en una jerga
indescifrable…”. En este ciberespacio,
“la ecuación entre raíces y opciones
16 Las matrices sociales consideran la compleja
variación de muchos factores interdependientes
que ocasionan un probable resultado, por ejem-
plo una elevada incidencia de muertes al nacer.
Mientras que las mediatrices (como lo indica su
concepto geométrico de rectas que cruzan por el
punto medio entre dos extremos) apenas consi-
deran el resultado de la comparación entre dos
extremos, por ejemplo la diferencia de mortali-
dad al nacer entre el 1% más rico y el 20% más
pobre de la población en un país.
ora hace que todo tenga sentido, ora
hace que nada tenga sentido… Estas
oscilaciones de sentido son, tal vez,
la causa última de la trivialización
entre raíces y opciones, la tercera
manifestación de la desestabilización
de esta ecuación en nuestro tiempo…
La trivialización de la distinción
entre raíces y opciones implica la
trivialización de unas y otras.” Piensa
Santos, por el contrario, que “el
pathos de la distinción entre raíces
y opciones es inherente al modo
moderno de pensar la transformación
social”, mientras que, “en ausencia
de ese pathos, el presente tiende a
eternizarse y a devorar de igual forma
el pasado y el futuro… El presente
eterno conforma la equivalencia
entre las dos ilusiones”, una de
estancamiento en el pasado y otra de
vértigo frente al futuro. “Y a la vez las
neutraliza. Con ello, nuestra condición
asume una dimensión kafkiana: lo
que existe no tiene explicación, ni por
el pasado ni por el futuro. Existe a
penas en un mar de indefinición y de
contingencia.”
Santos compara la presencia
en la religión y la filosofía con la
presencia digital. Aquella “es la
fulguración única e irrepetible de una
relación sustantiva, producto de una
interrogante permanente, sea éste el
acto místico, la superación dialéctica,
la realización del Geist [espíritu], del
Selbstsein [ensimismamiento], el
acto existencial o el comunismo.” Esta
“es, por el contrario, la fulguración de
una relación de estilo, repetible una y
otra vez; una respuesta permanente
a todos los posibles interrogantes.