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Revista Espacios Políticos
Se aplicaría aquí la noción de
“periodo de bifurcación”, de Prigogi-
ne, cuando en sistemas inestables “un
cambio mínimo puede producir trans-
formaciones cualitativas de modo im-
previsible y caótico.” En esta turbu-
lencia reside “la enorme vulnerabili-
dad a que están sujetas las formas
de subjetividad y de sociabilidad: del
trabajo a la vida sexual, de la ciuda-
danía al eco-sistema.” En esta misma
situación de inestabilidad del sistema
pueden adquirir sentido el desmo-
ronamiento de la Unión Soviética, la
inestabilidad política de los Balcanes,
del Medio Oriente o de África. Ya ha-
bían ocurrido estos cambios con la
erupción de descolonización en África
y Asia después de la Segunda Guerra
Mundial. “Lo nuevo es precisamente
el hecho” de que estos cambios “se
llevaran a cabo sobre las ruinas de
Estados que habían reclamado para
sí la titularidad de las raíces de iden-
tidad.” En el campo de la economía
“el ajuste estructural para los países
del Sur, lejos de ser una opción, es
una raíz transnacional que envuelve
y asfixia las raíces nacionales.” Lo
mismo pasa con el contrato social,
un contrato-raíz. “Doscientos años
después, el desempleo estructural,
el recrudecimiento de las ideologías
reaccionarias, el aumento exagerado
de las desigualdades económicas…,
el hambre, la miseria” en el Sur y en
“el Tercer Mundo interno” del Norte,
“nos hace creer que estamos ante la
opción de excluir del contrato social a
un fragmento significativo de la po-
blación de nuestros países, y obligar-
lo a que vuelva a su estado natural.”
Explosión simultánea de las raíces
y las opciones en la globalización
Por lo que toca a “la explosión
simultánea de las raíces y las
opciones”, el campo de la globalización
es el que ofrece mejor oportunidad
para captarla. La “‘globalización’, una
articulación de la sociedad de consumo
con la sociedad de la información”,
una nueva raíz, “ha dado origen a la
multiplicidad infinita, en apariencia,
de opciones. El campo de posibilidades
se ha expandido enormemente,
legitimado por las propias fuerzas
que hacen posible tal expansión…, la
tecnología, la economía de mercado,
la cultura global de la publicidad y el
consumismo o la democracia.” Pero,
al igual que Castells, Santos observa
que “en aparente contradicción…
vivimos una época de localismos
y territorialidades, de identidades
y singularidades, de genealogías
y memorias; en suma…de
multiplicación…de las raíces.” Pero la
explosión de que habla Santos, “surge
también por la búsqueda de raíces más
profundas y fuertes, que sustenten
opciones dramáticas y radicales.
“Los dos ejemplos más elocuentes…
son los fundamentalismos y la
investigación sobre el ADN.” Piensa
Santos que “el fundamentalismo
liberal” es el más intenso de todos los
fundamentalismos. “El capitalismo
se volvió marxista, La economía de
mercado, el último seudónimo del
capitalismo, se transformó…en el
nuevo contrato social…que empuja
a la mayoría de los países…a elegir
entre el caos de la exclusión y el
caos de la inclusión.” “El boom” de