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Revista Espacios Políticos
deben ser estudiados como si fuesen
fenómenos sociales.”
Santos nos recuerda que en
la tradición sociológica hay una co-
rriente positivista, pero que la otra
corriente “de vocación antipositivis-
ta, inmersa en una tradición filosófica
compleja, fenomenológica, interac-
cionista, mito-simbólica, hermenéu-
tica, existencialista y pragmática…,
reivindica la especificidad del estudio
de la sociedad.” Claro que, cedien-
do al antiguo paradigma en el hecho
de que mantiene una “concepción
mecanicista de la naturaleza.” Pues
bien, “la pujanza de esta segunda
vertiente…indica ser ella el modelo
de las ciencias sociales que, en una
época de revolución científica, con-
tiene la marca post-moderna del pa-
radigma emergente…Es un modelo
en que lo que lo prende al pasado es
menos fuerte que aquello que lo liga
al futuro.”
En
última
instancia,
“a
medida que las ciencias naturales se
aproximan a las ciencias sociales, éstas
se aproximan a las humanidades…
Pero esta revalorización” de las
humanidades, “no ocurrirá sin que
las humanidades sean, también,
profundamente transformadas. Lo que
hay en ellas de futuro es el haberse
resistido a la separación entre sujeto
y objeto y entre naturaleza y cultura,
y haber preferido la comprensión a
la manipulación del mundo.” Termina
Santos: La ciencia post-moderna
es una ciencia conscientemente
analógica, que conoce lo que conoce
peor a través de lo que conoce
mejor.” Utiliza “la analogía textual…,
la analogía lúdica…, la…dramática” e
“incluso la biográfica…El mundo que
hoy es natural o social y mañana será
de las dos maneras” será estudiado,
según “el paradigma emergente”
como “un texto, como un juego,
como un escenario, o, incluso, como
una autobiografía”, que “pueden….
transformarse en proyectos locales
emancipadores de un conocimiento
post-moderno indivisible.” (SC, pp.
90-105).
El conocimiento emancipador
post-moderno es retórico: la
novísima retórica
¿Con qué tipo de argumenta-
ción va a trabajar el conocimiento-
emancipación? Contrapuesto a la for-
ma apodíctica de la argumentación
científica demostrativa, “el conoci-
miento emancipador post-moderno
es retórico”, para Santos. “La verdad
es retórica, una pausa mítica en una
batalla argumentativa continua e in-
terminable…entre varios discursos de
verdad; es el resultado, siempre pro-
visional, de una negociación de sen-
tido.” Y continúa: “De hecho, la pre-
gunta sobre la existencia y la natura-
leza de una transición paradigmática
es, en sí, una pregunta retórica…En
un periodo de transición paradig-
mática,…lo que está en juego no es
una decisión sobre la validez de los
nuevos descubrimientos, sino la exis-
tencia o no de una nueva percepción
de la realidad.” Santos afirma que la
ciencia moderna es retórica, en un
sentido fuerte, y descansa sobre la
“fiducia”, la credibilidad de la comuni-