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Revista Espacios Políticos
con contundencia: “Si la post-
modernidad de oposición significa
algo, es justamente ese desequilibrio
dinámico…a favor de la emancipación.”
(SC, pp. 82-86).
Si sólo a partir de la
modernidad es posible trascenderla,
es crucial asumir que “el paradigma
de la modernidad contiene” tanto
“el
conocimiento-emancipación”
como “el conocimiento-regulación”.
Santos sugiere que el primero “va
desde un estado de ignorancia que”
designa “como colonialismo, a un
estado de saber que” designa “como
solidaridad”. Mientras que en el
segundo la ignorancia –“caos”- se
dirige a otro tipo de saber -“orden”-.
Ahora bien, el “desequilibrio a favor
del conocimiento-regulación” llevó a
recodificar la solidaridad como caos y
el colonialismo como orden. De esta
situación “urge salir” transformando
“la solidaridad en la forma hegemónica
de saber”, y aceptando “un cierto nivel
de caos procedente de la negligencia
relativa del conocimiento-regulación”.
Santos piensa que esto nos
ha de llevar a “dos compromisos
epistemológicos...:
reafirmar
el
caos como forma de saber y no de
ignorancia”, haciendo que el orden
coexista con el caos – como ya
sucede en las teorías científicas de
Prigogine y otros-, y revalorizar “la
solidaridad como forma de saber”.
La primera estrategia nos conduce
hacia “un conocimiento prudente”,
que sospeche “de la capacidad de la
acción… (control de las causas)” y de
su “capacidad de previsión (control
de las consecuencias)”. Santos añade
que “la prudencia”, como “actitud
epistemológica…es de difícil ejecución
porque…sólo sabemos lo que está
en juego cuando ya está…en juego.”
Por ello es preciso privilegiar la
indagación sobre las consecuencias
negativas de la compleja praxis
tecnológica, y “asumir ante ellas…
una
cierta
‘hermenéutica
de
sospecha’, en términos de Ricoeur…:
las consecuencias negativas dudosas,
pero posibles, deben ser tenidas como
si fueran ciertas.”
Esto nos lleva a contraponer-
nos al “utopismo automático de la
tecnología”
9
, aceptando como “acto
de coraje” el “tener miedo” de él
10
.
Por otro lado, “la solidaridad es el co-
nocimiento obtenido en el proceso…
de volvernos más capaces de recipro-
cidad a través de la construcción y
del reconocimiento de la intersubje-
tividad.” Por eso, el énfasis en la soli-
daridad convierte la comunidad en el
campo privilegiado del conocimiento
emancipador.”
11
Se trata de una for-
9 La tecnología, por ejemplo en el campo de
la comunicación electrónica, propone como
paso gigante de la humanidad actual el
tránsito de un modelo Windows a otro Apple,
cuando habitualmente solo se trata de mejoras
comercialmente competitivas en modelos
que pueden siempre superarse mutuamente.
Otra cosa es el humanismo de la ciencia y los
científicos, que saben bien lo cerca que están,
en sus hallazgos, de las “mitologías” de la
humanidad.
10 Una resonancia práctica la tenemos obviamen-
te en el “utopismo automático de la tecnología”
de la así llamada “minería verde”, contra la cual
oponemos el coraje de temer las consecuencias
negativas de la minería para la ecología y para la
salud humana, así como para la destrucción de
comunidades.
11 Es difícil exagerar la importancia de
esta manera de recrear la superación de la