55
Revista Espacios Políticos
XIX, la creadora del imperialismo y
de la imaginación de posibilidades
sin fronteras para la felicidad de los
dueños del mundo. El, en cambio,
como veremos, trabaja desde una
posmodernidad
“de
oposición”
que critica tanto al optimismo del
mercado como al de la historia. Cree
Santos también que
el rigor científico, en tan-
to que fundado en el rigor mate-
mático, es un rigor que cuantifica
y que, al cuantificar, descualifi-
ca…, al objetivar los fenómenos,
los objetualiza y los degrada…,
al caracterizar los fenómenos,
los caricaturiza…, al afirmar la
personalidad del científico, des-
truye la personalidad de la na-
turaleza… La resonancia de los
éxitos de la intervención tec-
nológica esconde los límites de
nuestra comprensión del mundo
y reprime la pregunta sobre el
valor humano de un afán cientí-
fico así concebido…
Emerge un nuevo paradigma: un
conocimiento prudente para una
vida decente
Santos piensa que estamos
observando la emergencia de un
nuevo paradigma. Pero, “cuando
hablamos de futuro…, lo que de él
decimos procede de una síntesis
personal que reside” –en su caso-
“en la imaginación sociológica”.
Santos va a hablar del “paradigma
de un conocimiento prudente” –un
paradigma científico- “para una vida
decente” –un paradigma social-. De
los tres principios de la modernidad
–mercado, Estado y comunidad- en
el campo de la regulación, cree él
que “el utopismo automático de la
ciencia” ha colonizado al mercado y
al estado, pero que, al contrario, el
principio “de comunidad se resistió a
ser totalmente cooptado” por aquél.
“Las virtualidades epistemológicas del
principio de comunidad” se encuentran
en “dos de sus dimensiones: la
participación y la solidaridad.” La
participación fue colonizada al
intentar –sin lograrlo- reducírsela
a “la esfera política (ciudadanía y
democracia
representativa)”.
La
solidaridad fue colonizada de forma
incompleta “a través de las políticas
sociales del Estado-Providencia” en
los países capitalistas desarrollados.
Pero en la mayoría de los Estados-
nación es la “sociedad-providencia…
la forma dominante de la solidaridad”.
Si del pilar modernizador de
la regulación pasamos al pilar mo-
dernizador de la emancipación, en-
contramos que “la racionalidad esté-
tico-expresiva…resistió mejor”
8
que
“la racionalidad moral-práctica” a la
invasión de “la racionalidad cogniti-
vo-instrumental y performativo-uti-
litaria” y a su cooptación por éstas.
La dimensión de placer y juego, la de
autoría –constructiva o deconstruc-
tiva- y la de artefactualidad discur-
siva –la intención argumentativa o
retórica con que se crean las obras
de arte-, pertenecen a la racionalidad
estético-expresiva y la convierten en
otro potencial epistemológico eman-
cipador. Piensa así Santos que “sólo
a partir de la modernidad es posible
trascender la modernidad”, y que el
8 Para los conocedores de Nietzsche, ya este filó-
sofo lo entendió así.