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Revista Espacios Políticos
remedio que dejar hablar en nosotros
a esa misma realidad profunda desde
su dimensión histórica. Nuestro deseo
será ir hasta la última profundidad de
cualquier realidad que se nos vaya
presentando: sea social, material,
personal o histórica. Cualquier
concepto será cuestionado desde esa
realidad. La fidelidad será hacia la
realidad profunda de cada cosa y, en
el concreto de Ellacuría, a la realidad
histórica.
En cambio, la voluntad de
verdad de ideas, se queda en un
espacio anterior: confunde los
medios con el fin. El concepto es para
llegar a la realidad, en la medida
en que prioritariamente haya sido
puesta en la inteligencia sentiente;
posteriormente, el logos y la razón,
podrán formular lo que hay ya en
la inteligencia. Pero no al revés.
Lo que la voluntad de verdad de
ideas hace es acomodar la realidad
al concepto y no el concepto a
la realidad; elimina los aspectos
contradictorios, para subsumirlos en
teorías ideológicamente armónicas,
de acuerdo a intereses determinados.
Esta voluntad le permite a
Ellacuría dar un paso más que se
encuentra en la siguiente afirmación:
La mayor parte de la
humanidad -constata- vive en
condiciones inhumanas cuando, no
sólo una parte muy pequeña vive
hastiada en la sobreabundancia,
sino -lo que es peor- cuando eso
sería… fácilmente resoluble, si se
impusiera la voluntad moral de
los pueblos, sobre el dinamismo
ciego y dominante de los intereses
económicos y de la prepotencia
política
15
”.
De esta forma la “voluntad
de verdad real” se proyecta en
una “voluntad de verdad moral”
que iluminada por la inteligencia
se compromete apostando por la
humanidad, por el bien común, por la
atención a la vida desde los pobres,
lugar teológico en el que se juega el
proyecto de Dios.
Conclusión
A pesar de los riesgos que esto
supone, Ignacio siguió adelante: no
ocultó las zonas oscuras de la realidad;
no suprimió las contradicciones de la
dura situación de El Salvador. Para él
fue totalmente nítido que la opción
de la universidad eran los pobres, los
excluidos, las víctimas del sistema;
y su misión, hacer que ellos tuvieran
“vida en abundancia” y se pudieran
liberar de cualquier poder que
destruyera su propia dignidad.
Desde la filosofía de Zubiri
ésta es la gran pregunta: ¿Cuál es
nuestra opción de vida: las ideas, o la
realidad; la indiferencia y el cinismo,
o la responsabilidad y compromiso
moral, y qué precio estamos
dispuestos a pagar por ello? La
persona o institución que ha puesto
15 Ignacio Ellacuría: Subdesarrollo y Derechos
Humanos. Revista Latinoamericana de Teología
no. 5 (1992), p. 4.