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Facultad de Ciencias Políticas y Sociales
teoría de la inteligencia; del concepto,
a la realidad. Por eso, su “vuelta a las
cosas” fue un retorno a lo mismo: fue
una vuelta racionalista-conceptual al
mismo materialismo que pretendía
convertir en fundamento de su praxis.
Filosóficamente hablando, Marx no
pudo superar a Hegel.
Apoyado en esa pregunta
radical de la filosofía post-hegeliana
y en las incipientes pistas que dieron
otros autores como Dilthey, Husserl
y Ortega y Gasset, Zubiri rompió
con la identificación que había entre
inteligencia y conocimiento, y se
centró en el proceso anterior al conocer
que justo era el proceso sentiente
de la aprehensión de la realidad. Su
gran aporte consistió en hacer una
teoría de la inteligencia como base
y fundamento del proceso posterior
que solemos llamar conocimiento.
De esta forma, lo primero era
hacer una teoría de la inteligencia
y, posteriormente, desprender de
ella una teoría del conocimiento o
epistemología; pues -como cuestionó
el mismo Zubiri- ¿quién dijo que
lo esencial de la inteligencia era el
conocer? Su respuesta lo hizo superar
la filosofía anterior y justificar cómo
con su concepción de la inteligencia
sentiente se había logrado la vuelta
radical a las cosas; es decir, se había
logrado justificar el acceso a la raíz
última de lo real.
Libertad y poder
Contrapuesto a toda la
filosofía anterior, la propuesta de una
“inteligencia sentiente” se convirtió
en la base fundamental para el acceso
a la realidad y para la creación de
una antropología que en su esencia,
superó el dualismo tradicional de
la filosofía. Desde su sensibilidad
inteligente, ahora se comprende
cómo la esencia humana consiste en
realizarse frente a la realidad y en
ella; pero nunca como su dueño. La
realidad se le impone; es mayor que
él. El hombre es libre, pero sólo en
ella y frente a ella; está distanciado,
pero en la realidad. De ahí que
esa “absolutez” o “soltura” del ser
humano; su estar “suelto-de”, sólo
sea relativo. La realidad nos puede;
la realidad “se impone”. No podemos
jugar con ella; ella nos domina; es lo
que Zubiri llama la “dominancia de la
realidad”. La realidad es más que el
concepto, es más que el ser, es más
que lo que ahora vemos y sentimos;
es más que las formas concretas que
la sociedad va tomando según las
épocas por las que va atravesando.
Por eso el hombre ha de respetarla,
pero simultáneamente ha de saber
aprovecharla, pues ella ofrece las
condiciones que en cada época son la
clave para hacer avanzar la historia.
Por ellas, cuando son llevadas a la
inteligencia, la historia puede avanzar.
Esto fue lo que lúcidamente captó
Ellacuría y expresó de la siguiente
forma: “la realidad no es sólo lo que
existe, sino también sus múltiples
posibilidades”.
Obligados a pensar
La realidad es dinámica; da de
sí; y al dar de sí, nos obliga a pensar.
Eso fue una de las pistas importantes
que Ellacuría siguió en su gestión
como rector. Desde la palestra
universitaria, se dio cuenta del poder
de la realidad y de las posibilidades