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Revista Espacios Políticos
Fidelidad a la realidad
Ellacuría supo ser fiel a la
realidad, ponerla en primer lugar,
y a partir de ella, penetrar en su
estructura profunda. El que es capaz
de llegar a las notas esenciales de las
diversas realidades socio-históricas
y mirarlas desde su estructura
dinámica, será quien esté en las
mejores condiciones para modificarla,
porque está tocando lo último; o,
cuando menos, tendrá más elementos
para proponer el sendero del cambio.
Llamar injusta a una situación, sacar
a la luz las razones por las que eso
se afirma, descubrir la mentira y
la ideología con la que se quieren
ocultar esas realidades, es parte de
la función esencial de la inteligencia
para el mismo Zubiri. La verdad no
tiene partido, cuando su fundamento
es la realidad. Habiendo conquistado
tal estructura, el siguiente paso era
evidente. Así lo expreso Ignacio:
No basta buscar
filosóficamente la verdad; hay que
procurar filosóficamente realizarla
para hacer la justicia y construir la
libertad.
En otra latitud no muy lejana,
de manera muy espontánea y “sin
aparatos críticos”, sino obligados por
la misma vida, el grupo rebelde de
la Selva chiapaneca de México, los
Zapatistas, formularon la diferencia
entre el mal gobierno cuya palabra “no
es verdadera”, porque busca ocultar
sus intereses; y el “buen gobierno”
que ellos mismos proponían, cuya
palabra sí poseía la verdad, porque
doctorado honoris causa.
simplemente nada ocultaba, pues nada
tenían que perder. Mostraron la cara
oculta de la contradicción: su realidad
de opresión e injusticia. Desde su
pobreza, trasparentaron la verdadera
realidad de su marginación; y así se
confrontaron contra el poder despótico
del Mal Gobierno. Mostrar las llagas y
las heridas de muerte que cargaban
como pueblo, fue su gran fortaleza. Y
en su realidad, y no en la forma como
hasta ahora había sido publicitada su
situación, vieron posibilidades nunca
antes descubiertas para responder
de manera diferente a lo que hasta
entonces habían vivido. Su “ser”
hablaba de algo estático, manipulado
por los poderes fácticos; su
“realidad”, hablaba de algo dinámico,
de posibilidades de transformación
nunca antes imaginadas por ellos.
Hacia una nueva propuesta
Desde Hegel, como reacción
tanto al racionalismo de Descartes
como al empirismo de Hume, la
modernidad intentó revertir el proceso
racionalista posterior a la Edad media
que había llevado a un concepto
reduccionista del ser humano. Por eso
se dice, hablando filosóficamente,
que la postmodernidad comienza con
Hegel en 1835 al grito de la filosofía
alemana: “volvamos a las cosas”. Sin
embargo, para Zubiri, ni Hegel, ni
Feuerbach, ni Marx, lograron la vuelta
radical que tanto buscaban. El mismo
Marx, a pesar de su materialismo, no
lo logró, justo porque en su mismo
retorno no cambió de paradigma
epistemológico en que se movía su
filosofía; no fue capaz de pasar de
una teoría del conocimiento a una