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Facultad de Ciencias Políticas y Sociales
de idear, de formular teorías. El ser
humano no dejó de ser “un animal
racional”; un ser cuya característica
determinante seguía siendo la
racionalidad,
y
los
conceptos,
su
fundamento,
despreciando
peligrosamente la sensibilidad. Por
eso, tal antropología se convirtió en
la heredera de los grandes relatos
que tan duramente fueron criticados
por la post-modernidad, con el
mentís de los regímenes totalitarios,
con las guerras mundiales, con los
imperios que con la bandera de la
libertad arrollaron pueblos enteros,
conquistaron y dominaron a otros e
impusieron su ley para arrebatarles
más allá de sus riquezas, la propia
vida.
Interesante que una concepción
de la inteligencia o del conocimiento,
pudiera llegar a consecuencias y
resultados tan dispares.
Más allá del ser, contra la
dictadura del concepto
Para
Ellacuría,
por
consiguiente, saber que el “ser
de las cosas” no es lo último, le
abrió la posibilidad de idear su
transformación. Es evidente que la
situación de El Salvador aparecía
como un hecho incontrovertible,
frente al cual lo único posible era la
aceptación resignada de lo que vivían
los pobres frente a la riqueza de las
17 familias dueñas del país. Así han
sido las cosas; pero no tienen por
qué seguir siendo así. El ser es algo
estático; la realidad es algo dinámico.
La realidad no sólo hace que las
cosas sean lo que son, sino que ella
misma alberga las posibilidades de
su transformación y el dinamismo
necesario para lograrlo. De ahí que el
esfuerzo que ha de realizar la acción
universitaria debe “ir encaminada
a liberar la realidad del imperio del
ser y a subordinar éste a aquella,
como un momento de lo real, como
una actualidad”
3
, según lo formuló el
Mtro. David Fernández.
Inmerso
en
la
realidad,
Ellacuría tuvo el gran mérito de
“desvelar la verdadera realidad”
contra los discursos ideológicos en los
que se ocultaba el régimen, al mismo
tiempo que propuso los caminos de su
transformación. Obvio, con su mente
aguda pudo calar hondo en la esencia
de las cosas, además que tuvo el valor
de publicitarla, a pesar del riesgo que
eso suponía. Decir la verdad, exponer
la verdadera realidad de la lucha
en la que se encontraba inmerso el
país, se convirtió en algo tan simple
como peligroso. Tan sencillo y tan
complicado como esto; pues en el
fondo exponer la situación socio-
política determinada, era desmentir
el discurso oficial del Gobierno y
develar las mentiras que lo sostenían.
Como él mismo señaló: “en un mundo
donde reina la falsedad, la injusticia
y la represión, una universidad que
luche por la verdad, por la justicia y
por la libertad, no puede menos de
verse perseguida”
4
.
3 Fernández, David; “Ignacio Ellacuría: Vida,
pensamiento e impacto en la universidad jesuita
de hoy”.
4 Ellacuría, Ignacio, S.J. “La tarea de una uni-
versidad católica”. Discurso en la Universidad de
Santa Clara, 12 de junio de 1982, al recibir el