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Revista Espacios Políticos
Tercera versión: COT
IGNACIO ELLACURÍA,
FILÓSOFO Y RECTOR
Fernando Fernández Font, S. J.
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M
uy rico sigue su legado y
muchos los aprendizajes que
de Ignacio Ellacuría podemos
seguir extrayendo. Su vida es una
herencia que aún no terminamos de
agotar. Esa es, cuando menos, mi
convicción y lo que en este momento
también me motivó a aceptar esta
conferencia. No intentaré más que
una re-lectura de la forma como
Ellacuría procedió como Rector, desde
el trasfondo de la filosofía de Zubiri,
su gran maestro, a fin de mostrar
algunas de las raíces filosóficas que le
1 Texto de la conferencia magistral del mismo
nombre, pronunciado por su autor el 19 de no-
viembre de 2014 en la Universidad Centroameri-
cana “José Simeón Cañas” de El Salvador, como
parte de la actividad: Ignacio Ellacuría 25 años
después de su martirio, organizada por la Cáte-
dra Latinoamericana Ignacio Ellacuría de análisis
de la Realidad Política y Social.
2 Licenciado en filosofía por el Instituto Libre de
Filosofía y Ciencias, doctor en filosofía por la Uni-
versidad de Comillas, fue rector del Instituto Lux
(México), docente universitario, asistente de edu-
cación de la Provincia Mexicana de la Compañía
de Jesús y actualmente rector de la Universidad
Iberoamericana de Puebla.
guiaron dentro del contexto histórico
que le tocó vivir, para así -como diría
el P. Ignacio- “reflectir para sacar
provecho”.
Poco tengo que decir de mi
experiencia con “Ellacu”. Lo conocí
en las primeras reuniones de los
encargados de la formación de
estudiantes jesuitas de América Latina
Septentrional, a nivel de filosofía. En
uno de esos encuentros, lo recuerdo
recorriendo pausadamente el centro
histórico de Quito, acompañados por
el vasto conocimiento cultural con
que Pedro Trigo nos iba describiendo
los monumentos coloniales de aquella
maravillosa ciudad.
Posteriormente nos volvimos a
encontrar en México, en una de sus
salidas de El Salvador, debido a las
amenazas del régimen salvadoreño.
Aunque no como fruto de una
presencia directa, pero la fama de
Ignacio había llegado con mucha
fuerza a tierras mexicanas. Para
aquellas fechas, la Provincia mexicana
de la Compañía de Jesús había
recibido a los estudiantes jesuitas
de Centro América, con la finalidad
de que continuaran sus estudios de
filosofía en nuestras tierras, dada
la imposibilidad de realizarlos en El
Salvador, por causa de la guerra. En
ese momento, a varios de nosotros
responsables de la Facultad de
Filosofía de la Provincia mexicana, se
nos abrió la ilusión de que Ellacuría
pudiera incorporarse al claustro de
profesores. Sabíamos de su relación
con Zubiri, de cómo su estructura
mental y su misma praxis se habían
*
1
* De acuerdo al original.