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Revista Espacios Políticos
A lo anterior Lukin agrega
un párrafo sobre la cultura, digno
de un comentario por separado
(que no estamos en condiciones de
hacer dadas las limitaciones de este
ensayo) acerca de la importancia
del pensamiento religioso tradicional
y de la posibilidad de que la cultura
sea el fundamento para establecer
esa “Unión Euroasiática”. Unión que
se sustentaría en valores originarios
de las grandes religiones que están
incrementando en número de
creyentes, al contrario de lo que
ocurre en Europa. Lukin (2014) dice
también que los líderes religiosos del
cristianismo ortodoxo rechazan la
forma como se les ve en Occidente
porque:
La mayoría de habitantes de
estos estados post-soviéticos
también resienten que la gente
en Occidente los consideren como
atrasados o reaccionarios. Sus
líderes religiosos, que cada vez
gozan de mayor popularidad e
influencia están de acuerdo en
que, después de todo, el progreso
puede ser visto de diferentes
maneras. Si se piensa que el
significado de la vida humana es
tener mayores libertades políticas
y adquirir riqueza material,
entonces la sociedad occidental va
hacia adelante. Pero si se piensa,
como los cristianos tradicionales lo
hacen, que la venida de Cristo fue
el más importante desarrollo de la
humanidad, entonces la riqueza
material aparece como mucho
menos importante, porque esta
vida es efímera y el sufrimiento nos
prepara para la vida eterna, la cual
es obstaculizada por las riquezas
materiales. Los tradicionalistas
religiosos ven la eutanasia, la
homosexualidad y otras prácticas
que
el
Nuevo
Testamento
repetidamente condena como
algo que no representa progreso
sino regresión a tiempos paganos.
Vista con estos lentes la sociedad
occidental es más que imperfecta:
es el centro del pecado. Una gran
mayoría de creyentes cristiano
ortodoxos en Rusia, Ucrania,
Bielorrusia y Moldavia concuerdan
con esta perspectiva al igual que
mucha gente en Asia Central. Y
estas creencias han hecho llegar
al poder líderes que apoyan
la integración de las antiguas
repúblicas soviéticas. También
han ayudado a que Putin tenga
éxito estableciendo un centro de
poder independiente para Eurasia.
La intervención Occidental
mientras tanto, sólo ha servido
para consolidar más tal poder
25
.
Lo que se deriva del párrafo
anterior resulta novedoso porque
proviene de una importante
personalidad
académica
del
establishment
intelectual
ruso,
haciendo evidente que las elites
políticas rusas están tratando de
tener un mejor entendimiento de la
cultura de los países donde, durante la
época soviética, se ejercía un dominio
neocolonial puro y duro. Todo indica,
adicionalmente, que hay un esfuerzo
por comprender de mejor manera el
papel que desempeña la religión en
la cultura popular, no solo en tanto
práctica legítima sino también como
referente esencial de la identidad
cultural euroasiática en proceso de
construcción
26
.
25 Lukin. Artículo citado. pp.92-93 (traducción
libre del autor).
26 Lo que en Occidente intentó hacer en algunas
ocasiones el papa anterior, Benedicto XVI, dada
su condición de académico además de ser la
máxima autoridad religiosa de la iglesia católica y
que ha reforzado el Papa Francisco.