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Facultad de Ciencias Políticas y Sociales
del caos provocado por la invasión)
en lugar de contribuir a la estabiliza-
ción del país, ha acelerado su proce-
so de desintegración.
Esto ha ocurrido no solo debido
a la peculiar composición étnico
religiosa que conforma la población
iraquí, con kurdos en la zona
montañosa del norte, con su gobierno
autónomo cuasi independiente, así
como árabes en la Mesopotamia
histórica, o sea, geográficamente,
las llanuras semidesérticas de la
cuenca de los dos grandes ríos que
descienden de la meseta de Anatolia
en Turquía: el Tigris y el Eúfrates.
Se trata además de una
población árabe con las dos distintas
adscripciones típicas de la religión
musulmana: una minoría sunita
en el centro del país, con el apoyo
de Arabia Saudita, mientras que la
mayoría shiita se ubica en la zona
centro/sur, goza del respaldo de Irán
-el archi enemigo de EE.UU.- y por ser
mayoría, ha triunfado en los procesos
electorales. Ello en parte explica la
furia de los ataques terroristas en su
contra, pues como Kaplan señala, de
nuevo:
If one have to pick a moment
when it became undeniable
that the Vietnam analogy had
superseded the one of Munich,
it was February 22, 2006, when
the shiite al-Askariyah Mosque at
Samarra was blown up by Sunni
al Qaeda extremist, unleashing a
fury of inter-communal atrocities
in Iraq, which the American
military was unable to stop.
Suddenly, our land forces were
seen to be powerless amid the
forces of primordial hatreds
and chaos. The myth of the
omnipotent new United States,
born in Panama and the First Gulf
War, battered a bit in Somalia,
then repaired and burnished in
Haiti, Bosnia and Kosovo, was for
the time shattered, along with
the idealism that went with it
20
.
Como indica Kaplan, la “derrota
de la geografía” en los Balcanes
(y el éxito de las intervenciones
humanitarias de EE.UU.) marcó un
primer ciclo del pensamiento de la
posguerra fría. No obstante, en el
segundo ciclo, la geografía se desquita
con una revancha terrible -en Irak y
en Afganistán- obligando a retornar a
un cierto realismo
21
que fundamenta
el anuncio de políticas –cumplidas
parcialmente- de evacuación de
tropas que solo se desgastan en
guerras interminables.
En este sentido cabe ahora
preguntarse: ¿cómo, en medio de
la debacle provocada en el Medio
Oriente por las llamadas “primaveras
árabes” -que no fueron ni primaveras
ni democráticas
22
-, Washington (y
la misma Unión Europea) recupera
el intervencionismo, no humanitario
pero si “pro democracia” en Ucrania?
A lo cual habría que sumar el acoso a
Rusia en su propio traspatio geopolítico
¿A qué se debe la utilización de estas
“ilusiones liberales” según las cuales
20 Kaplan. ibid. p.20
21 Nos referimos al realismo clásico cuyas raíces se
encuentran en Maquiavelo, Hobbes y académicos
contemporáneos
como
Hans
Morgenthau,
George Kennan, Henry Kissinger, Kenneth Waltz,
Raymond Aron o el mismo Mearsheimer.
22 Exceptuando, probablemente, el caso de Tú-
nez, en donde todo comenzó.