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Revista Espacios Políticos
millones de kilómetros cuadrados de
masa terrestre, más del 50 % de la
población mundial y productor de
cerca de 30 000 billones (millones de
millones) del producto bruto mundial
(comparado con 1 500 billones del
África y el Oriente Medio; 1 700
billones de América del Sur y 8 100
billones de Norte América).
Brzezinski (1998) continúa
ilustrándonos acerca de la importancia
de la geopolítica para los intereses
estratégicos de dominio global
norteamericano subrayando que:
Este amplio tablero euroasiáti-
co de forma extraña que se ex-
tiende desde Lisboa a Vladivos-
tok proporciona el escenario para
´el juego´. Si el espacio medio
(Rusia) es progresivamente em-
pujado hacia la órbita en expan-
sión del Oeste (en la que Estados
Unidos tienen la preponderancia)
si la región Sur (India) no queda
sujeta a dominación de un úni-
co jugador y si el Este (China)
no se unifica de una manera que
conduzca a la expulsión de Esta-
dos Unidos de sus bases coste-
ras, entonces puede decirse que
los Estados Unidos prevalecerán.
Pero si el espacio medio (Rusia)
rechaza a Occidente, se convier-
te en una única entidad activa
y, o bien se hace con el control
del Sur (India, Irán) o establece
una alianza con el principal actor
Oriental (China), entonces la pri-
macía estadounidense en Eurasia
quedará reducida considerable-
tado y se convertiría en aliado de Estados Unidos
mientras que China -que combatía al lado de las
potencias occidentales- se convertiría en su ad-
versario. Al respecto véase: Spykman, N. (1942).
Americas strategy in world politics: The United
States and the balance of power. New York: Har-
court Brace. 1942. pp.7-18; 20-21
mente. Lo mismo ocurriría si los
dos principales jugadores orienta-
les (China y Japón) se unieran de
alguna manera. Por último, en el
supuesto que sus socios europeos
(Francia y Alemania) expulsaran a
Estados Unidos de su base en la
periferia occidental esto pondría
fin, automáticamente, a la partici-
pación estadounidense en el jue-
go sobre el tablero euroasiático.
Como es ampliamente
conocido,
Brzezinski
ha
tenido
siempre mayores vínculos con los
demócratas que con los republicanos,
lo cual explica por qué en sus
recomendaciones de política exterior,
su marco de referencia tiene mayor
influencia del partido demócrata y
del “idealismo” (liberalismo) clásico
que del pensamiento conservador
de tipo republicano, generalmente
influido por el realismo. Esto puede
constatarse cuando hace referencia a
la promoción de la democracia y de
los derechos humanos en los países
candidatos a ingresar a la Unión
Europea, justificando el drang nach
osten (empuje hacia el este) de la Unión
Europea con el poco inocente término
proveniente del lenguaje militar, la
“cabeza de puente democrática”, en
el que Ucrania aparece como uno
de los objetivos de gran relevancia.
Esta política hacia Ucrania se inicia
-es importante recordarlo- desde
que a mediados de la década pasada
se llevó a cabo la orange revolution
(revolución naranja) al término del
gobierno prorruso de Leonid Kuchma
cuando en las elecciones triunfó el
prooccidental Viktor Yuschenko.
En este orden de ideas,
es claro que lo que ocurre