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Revista Espacios Políticos
NACE LA DOCTRINA
PUTIN, EN 7 PUNTOS
Nazanín Armanian
1
D
ecía Sun Tzu: “La guerra
hay que ganarla antes de
declararla”. ¿Conforme a
qué datos y análisis el Pentágono y
la CIA pensaron que su complot con-
tra Rusia -el de instalar un régimen
antiruso en Kiev e integrarlo en la
OTAN- iba a fructificar? Si a pesar
de contar con miles de agentes e in-
formadores militares y civiles, públi-
cos y ocultos en este país, EE.UU. ha
hecho un fiasco de gran calibre y de
consecuencias imprevisibles, ¿cómo
elabora su táctica hacia un país como
Irán, donde no tiene ni embajada?
(Ver EE.UU. y la OTAN planean des-
mantelar la Federación Rusa).
Los sectores belicistas del go-
bierno de EE.UU. cometieron la gra-
ve imprudencia de cruzar la línea
roja con Moscú, pasando de guerras
1 Nazanín Armanian es iraní, residente en
Barcelona desde 1983, fecha en la que se
exilió de su país. Licenciada en Ciencias
Políticas. Imparte clases en los cursos
on-line de la Universidad de Barcelona.
Columnista del diario on-line publico.es
periféricas (antes en Corea o Viet-
nam, hoy en Siria) a provocar un
enfrentamiento directo con Rusia.
Ahora, además de tragarse el cuen-
to de la integración de Crimea a Ru-
sia -en parte gracias al referéndum
y el hábil uso del vox populi por par-
te del Kremlin- también han tenido
que aceptar la propuesta de Moscú
de cambiar la Constitución ucrania-
na para transformar el país en una
federación, en un Estado-tapón no
alineado, y así impedir que se con-
vierta en otra base de la OTAN en
sus fronteras. Y quizás sea mejor
que no lo amenacen con más san-
ciones económicas si no quieren que
los rusos saquen su dinero de Chipre
o de Portugal y fuercen a Bruselas a
un nuevo rescate.
Metamorfosis de Vladimir Putin
Existía, entre los principales
dirigentes rusos, la idea de que
“cuánto más dependamos de
Occidente, Occidente dependerá más
de nosotros”, que es lo más parecido
a una absurda doctrina de seguridad
de unos hombres que después de
traicionar los ideales de un mundo
justo, estaban ansiosos por hacerse
un hueco en la élite del capitalismo
global. Así, dejaron que EE.UU.
determinase el rumbo del país,
hasta que “los progresivos cambios
cuantitativos generaron cambios
cualitativos” y un dirigente, llamado
Vladímir Vladímirovich Putin, sufrió