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Facultad de Ciencias Políticas y Sociales
chocar con la inspiración cristiana de
una Universidad. Ante el saber, que
como todo poder humano tiene su
propia “hybris” (soberbia de la vida),
las universidades necesitan también
la filosofía del samaritano frente
a la realidad para ser plenamente
universidad-universalidad.
Una
filosofía que tiene, simultáneamente,
que ser institucional y personal.
“Solamente los hombres libres de
todo egoísmo pueden humanizar y
salvar el tercer mundo”
42
, decía el
rector mártir de la UCA de El Salvador.
Reinventar la generosidad personal
y social, es parte de esa necesaria
misión liberadora de la Universidad.
Conclusión
En Centroamérica, unidos por
una misma cultura y por problemas
muy semejantes, la tarea liberadora
debe realizarse en conjunto. Nuestros
países necesitan unirse cada vez
más y emprender juntos caminos de
justicia social y convivencia pacífica.
Liberarnos de las fronteras que nos
separan, tanto nacionalmente como
a nivel personal, es un bien para
nuestros países. Somos herederos
de una tradición solidaria, de un
mestizaje cultural que nos abre a
la diversidad, de una religiosidad
que nos remite a la compasión y
la amistad. Pero también hemos
heredado pautas culturales que
hunden sus raíces en el autoritarismo,
el racismo y el machismo, así como
en una tendencia a estratificar a la
población en sectores con diversos
derechos en la práctica de nuestro
42 Ellacuría, Ignacio. (2002).
Ellacuría, Ignacio. (2002). Escritos
Teológicos IV. p. 223. San Salvador.
diario vivir. La fuerza de nuestro saber
debemos ponerla juntos al servicio
de una Centroamérica unida, capaz
de emprender con mayor eficacia
un desarrollo humano centrado en
los derechos de la gente y en el
desarrollo de sus capacidades. Para
ser libres nos ha liberado Cristo, decía
Pablo en Carta a los Gálatas. Podemos
decir nosotros también, desde esa
profunda convicción, que somos
Universidades de inspiración cristiana
e ignaciana profundamente libres, y
capaces de poner nuestra libertad al
servicio liberador de toda injusticia y
exclusión. En una película ya antigua
de Gillo Pontecorvo, “Queimada”,
el protagonista secundario, un
negro que había dirigido el ejército
independentista de una isla caribeña
dedicada a la exportación de azúcar, y
que después había dirigido la guerrilla
contra los blancos que quedaron como
dueños y señores de la independencia,
tan explotadores como los señores
coloniales, decía a quien le tentaba
con el perdón a cambio de renunciar
a sus ideales: “Uds. saben cómo
caminar pero no saben a dónde van;
nosotros sabemos a dónde queremos
ir pero no hemos aprendido aún a
caminar”. La Universidad, desde su
saber buscar, desde su afán de saber,
desde su pacifismo y confianza en el
diálogo, debe acompañar a nuestros
pueblos en esa búsqueda radical de
justicia, paz y desarrollo equitativo, y
aprender con ellos a caminar hacia
un futuro más justo y solidario.