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Facultad de Ciencias Políticas y Sociales
son autónomos o independientes.
Lo anterior responde, por lo tanto,
a la visión de la independencia de
la relación entre los poderes y a la
idea de construir un sistema que
tenga pesos y contrapesos; es decir
inherente al debate sobre el diseño
de los regímenes democráticos en
América Latina.
Un segundo elemento tiene que
ver también con la idea que el debate
sobre los métodos de elección,
apunta contraponer modelos que
buscan privilegiar la independencia y
autonomía de los órganos de control
y de los órganos judiciales, frente
a la larga práctica latinoamericana
(y más allá de América Latina) de
partidización de los procesos de
nominación, elección y selección
de cargos a elecciones indirectas.
Al revisar los últimos 30 años de
democracia en América Latina,
salta a la vista el extraordinario
esfuerzo de construcción normativa e
institucional, sin precedentes en otros
períodos democráticos de la historia
de la región. No obstante, siguen
existiendo ciertas prácticas políticas
como resultado de las dinámicas
de poder, en las que interesados en
intervenir (o en “meter mano” para
decirlo de una manera coloquial)
desde los poderes ejecutivos y
en alguna medida los legislativos,
afectan órganos que se presume
deben ser independientes y servir
de contrapeso al ejercicio del poder.
Se trata así de la voluntad expresa
de los poderes ejecutivos (y muchas
veces de los legislativos) de ejercer
control e influencia sobre los órganos
de justicia y control, por razones
absolutamente evidentes.
Un tercer elemento a tomar
en cuenta son los esfuerzos de
“despartidización” y no nos referimos
a la despolitización, porque los
diseños normativos e institucionales
en los regímenes democráticos no
son despolitizables. Los esfuerzos
de despartidización conocidos en
otros países, por ejemplo, como
“ciudadanización” de la política o
“ciudadanización” de los procesos
de conformación de los órganos
judiciales y de control, confluyen
en ocasiones con formas de
corporativismo. Básicamente nos
referimos a procesos electivos en
los que los partidos intervienen de
manera marginal o complementaria
y en los que además, la función de
selección recae en sociedades u
organizaciones
intermedias,
que
cumplen con la función de realizar
el proceso de selección. La idea o el
espíritu detrás de ese esfuerzo, apunta
fundamentalmente al concepto
de que al reducir la influencia de
los partidos, debería haber mayor
independencia en el funcionamiento
de tales órganos.
El debate pasa entonces por una
serie de factores que formularemos
en términos de pregunta. En primera
instancia, si se asume como válida