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Facultad de Ciencias Políticas y Sociales
y la búsqueda del sentido de la vida.
La universidad profesionalizante, por
el contrario, se mueve en el mercado
de los títulos. Amparadas hoy por los
Tratados de Libre comercio, este tipo
de universidades se han multiplicado
en América Latina y con frecuencia se
convierten en nuestras competidoras.
Generalmente sirven de profesionales
a las exigencias del mercado, están
dedicadas a la reproducción de lo ya
existente, alejan los intereses del
alumno de lo público y convierten
la profesión y el título en una
inversión que hay que recuperar
desde los principios economicistas de
recuperación de la inversión. Competir
con ellas en graduar “profesionales
exitosos para sociedades fracasadas”
como decía nuestro recordado P.
Xabier Gorostiaga, no tiene sentido
desde nuestra óptica universitaria.
Esta llamada de atención de
nuestro recordado compañero
tiene su importancia hoy cuando la
FIUC (Federación Internacional de
Universidades Católicas) ha realizado
un amplio estudio en varias de sus
universidades afiliadas, encontrando
que “La mayoría de los estudiantes
de las universidades católicas del
mundo… se revela como poco
abierta a las responsabilidades del
ideal humanístico de generosidad
social, propio de las universidades
católicas”
39
. Nuestros estudiantes
junto con la calidad profesional deben
desarrollar simultáneamente una
conciencia social capaz de expandirse
y de convertirse en una fuerza
material liberadora.
39 Noticia extraída de la revista “Religión
Noticia extraída de la revista “Religión
digital”.
Universidades llevadas entre
grupos diversos: jesuitas y laicos
La Universidad es llevada de
hecho hoy por jesuitas y laicos. En
los primeros siglos de existencia
de la Compañía el laico participaba
solamente como el corrector, con
frecuencia a través de castigos
físicos, en nuestros colegios. Era el
brazo “secular” de la SJ en el pasado.
Hoy nos resulta evidente que la
misión universitaria es demasiado
compleja como para llevarla solos.
Al mismo tiempo el decrecimiento
de los miembros de la Compañía de
Jesús exige una colaboración mayor
en todos los aspectos. Colaboración
que efectivamente debe construirse
sobre una visión y misión compartida.
Conocer, debatir y buscar juntos,
jesuitas y laicos, cómo aplicar la
misión de la Compañía de Jesús a la
realidad universitaria y a la realidad
nacional es indispensable para que
el trabajo conjunto tenga influjo y
peso. Necesitamos programas de
formación que nos renueven a unos y
otros. Y así mismo desarrollar formas
de
espiritualidades
coincidentes,
inspiradas en la fe cristiana y en el
modo de Ignacio de vivir la fe.
La inspiración cristiana arraigada
en el mensaje del Evangelio es
el paso fundamental.
El modo
ignaciano de vivir la fe, personalista,
comunitario, en actitud permanente
de discernimiento y profundamente
universalista debe ser el sello que
nos caracteriza. La misión actual
de la Compañía, que trata de unir
fe y justicia nos ubica en una
dimensión de trabajo a la par crítica
y constructiva. La lucha contra la