76
Facultad de Ciencias Políticas y Sociales
que aspira a la solidaridad interna,
interdisciplinaria, que se vuelca
solidariamente a decir una palabra
a nuestras sociedades, y si tenemos
además el deseo de que nuestros
saberes ordenen humanamente y con
justicia las estructuras de convivencia
en nuestros países. Desde la historia
que hemos invocado, desde la
espiritualidad cristiana e ignaciana
que hemos descrito someramente, y
desde el ansia de un bien universal
y estructural que llegue a todos,
podemos ahora ir delineando el perfil
humanista de la universidad jesuita.
Universitarios en busca de la
verdad
Nuestro perfil humanista es
universitario y por tanto debe
tener su base en el conocimiento.
Los amantes del saber son por lo
mismo amantes de la verdad. Y
esto pone a nuestras universidades
al frente de nuestras sociedades,
mirándolas, analizándolas, buscando
redención
26
. En otras palabras,
nuestra propia realidad universitaria
nos coloca ante lo público, y nuestra
inspiración cristiana-ignaciana nos
impulsa a incidir en lo público con
todo el peso de nuestra institución.
Aunque al dividir lo público y lo
privado como lo perteneciente al
Estado frente a lo perteneciente
a la sociedad civil, podamos decir
que somos universidades privadas,
nuestra vocación es eminentemente
26 En la meditación de la Encarnación de
En la meditación de la Encarnación de
los Ejercicios Espirituales, n 107, Ignacio
pide que con la Trinidad contemplemos el
dolor del mundo y escuchemos a las tres
divinas personas decir al unísono “Hagamos
redención del género humano”.
pública. Universidades públicas de
administración privada podría ser
una mejor definición de nuestro
propio estilo universitario, siempre
pendiente de lo que afecta a la
convivencia
ciudadana,
siempre
con el deseo de universalizar bienes
básicos, continuamente abiertos al
bien común. El conocimiento de la
realidad, el investigar estructuras y
dinamismos de esa misma realidad,
el transformar e impulsar para
todos una mejor estructuración de
nuestras sociedades, es un elemento
indispensable de nuestro modo de
ser. Nuestras instituciones, nuestros
profesores, nuestros estudiantes,
no pueden conformarse con la
enseñanza-aprendizaje que Paulo
Freire llamaba bancario-acumulativa.
Ni tampoco podemos poner el centro
de nuestra Universidad en el interior
del campus. Al contrario, el centro de
la Universidad es siempre la realidad
que late en nuestros países, tan diversa
y compleja, tan sufriente y adolorida,
tan llena de vida y esperanza. El
afán de saber debe llevarnos a una
investigación rigurosa y a una crítica
constante. La famosa frase de San
Agustín, tantas veces citada, marca
sugestivamente nuestra actitud ante
la realidad: “Busquemos como quien
aún no ha encontrado, y encontremos
como quien aún ha de buscar”
27
.
Desde este espíritu de búsqueda
humilde la investigación universitaria,
base de una docencia inteligente,
lleva siempre al servicio de las
verdades más profundas e innegables
de la existencia humana: La igual
27 Tomada de Xavier Zubiri en un discurso
Tomada de Xavier Zubiri en un discurso
agradeciendo un premio a la investigación.