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Facultad de Ciencias Políticas y Sociales
todas injurias y todo vituperio y toda
pobreza, así actual como spiritual
(sic), queriéndome vuestra sanctísima
(sic) majestad elegir y rescibir en tal
vida y estado”
7
.
Este asumir la pobreza no solo
como austeridad de vida, sino como
indefensión apostólica que opta por
cargar la cruz de una historia en la
que con frecuencia domina el pecado,
es una opción radical de la Compañía
de Jesús desde el inicio y es también
la base del cristocentrismo de la
espiritualidad ignaciana. Desde el
primer momento Ignacio mantiene lo
básico de su intuición apostólica: Sin
cruz es difícil encontrar eficacia real.
Y también la Universidad debe estar
sujeta a esa intuición. La oblación de
mayor estima y momento, que pide
sufrir por la extensión del Reino, el
estar contento con recibir oprobios
e insultos con Cristo insultado, el
tercer grado de humildad o de amor
que desea identificarse con el Cristo
maltratado, implica ya la opción
de construir el Reino desde abajo,
asumiendo la pobreza histórica del
Cristo abandonado en la cruz ante el
que hay que preguntarse “mirando a
mí mismo, lo que he hecho por Cristo,
lo que hago por Cristo, lo que debo
hacer por Cristo”
8
. San Francisco
Javier, uno de los grandes intérpretes
del carisma inicial de la Compañía,
mientras esperaba en Portugal la
salida para la India, se quejaba de que
7 Ejercicios Espirituales, oblación de mayor
estima y momento. No. 98.
8 ibid. Meditación del pecado, No. 53.
en Portugal no sufría persecuciones.
Pero se consolaba diciéndose que en
la India las tendrá, “pues vivir mucho
tiempo sin ellas parece ser non
militare fideliter”. Y cuando el conde
de Castanheiras exigía que tuvieran
ya en el barco que les llevaría a la India
un criado que hiciera para los jesuitas
los trabajos humildes, Javier insistía:
“Señor Conde, el adquirir crédito y
autoridad por ese medio que V. S.
dice, ha traído a la Iglesia de Dios al
estado en que ahora ella está, y a sus
prelados; y el medio por donde se ha
de adquirir es, lavando esas rodillas,
y guisando la olla, sin tener necesidad
de nadie, y con todo eso procurando
emplearse en el servicio de las almas
de los prójimos”
9
. El propio Ignacio a
los PP Laínez y Salmerón, enviados
al concilio de Trento, les pedirá que
visiten el hospital y den doctrina a
los niños. A los enfermos les pide
consolarlos “no sólo con buenas
palabras sino con algún regalillo,
según vuestra posibilidad”
10
.
Ignacio además, coherente con
ese espíritu de pobreza histórica, re-
9 El conde de Castanheira insistía ante el
rey Juan III que diera un mozo a Javier y
compañeros para que les lavara la ropa y
les cocinara en el barco rumbo a las Indias,
porque sería en perjuicio de su prestigio
y autoridad entre las gentes, si le viesen
con el resto de la tripulación lavar su ropa
a la borda del barco y preparar su comida
en la cocina del mismo. La cita de Javier
está tomada de Georg Shurhammer, “San
Francisco Javier, su vida y su tiempo”. T I,
p. 922
10 Instrucción a los PP Laínez y Salmerón al ir al
Concilio de Trento.