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Facultad de Ciencias Políticas y Sociales
‘las aldeas’. “Ahora se sabe que en
Nentón les matan”, agregó
10
.
Estos son diferentes casos de
violencia, o la amenaza hacia una
especie de soberanía antihege-
mónica popular o comunal, lo que
Chatterjee (2004) llama “una so-
ciedad política”. Observando cómo
las poblaciones demandan acceso
a los recursos y servicios del Esta-
do, recurren a ocupar las tierras,
bloquean carreteras, las amenazas
de violencia y medios similares que
estén fuera de la ley. Chatterjee su-
giere que, no obstante, debe ser in-
terpretado como una relación polí-
tica, de algún tipo, entre el Estado
y los gobernados. Desde que exis-
te la biopolitica por encima de los
derechos basados en las relaciones
entre el Estado y los ciudadanos,
característicos de la gobernanza
postcolonial, hay expectativas ge-
neralizadas de que el Estado debe
“cuidar” a la población. Estas ex-
pectativas combinadas con la idea
de soberanía popular -dado que la
soberanía reside en el pueblo-, legi-
timan amenazas, el uso de violen-
cia y otros medios ilegales.
De manera similar, la poderosa
imagen de la “multitud convertida
en turba” (Buur 2009), apunta en
la dirección de la práctica soberana,
en el sentido de que se producen
imágenes de ley, así como su
transgresión. Es, a la vez, una
10 Entrevista, Nentón 2012.
Entrevista, Nentón 2012.
multitud legítima, que representa
el órgano político unificado de las
personas, y una turba incontrolable
de merodeadores, que desafían las
normas existentes, pues la “multitud
convertida en turba” apunta a una
cuestión central de la soberanía
popular, de cómo las personas
pueden gobernar y ser gobernadas
al mismo tiempo (Bartelson 2006).
Lejos de la “decisión” según
Schmitt, de declarar la excepción,
el colectivo, la multitud anónima,
produce una excepción, un momento
de “política pura” (Chatterjee 2005;
Buur 2009) cuando los límites de la
política y la moral ocurren a través
de la frecuencia de violencia en o al
margen de los órganos indicados.
Lejos de producir una comunidad
nacional, estas prácticas pueden
crear momentos intensos en la
comunidad local.
Como resultado de estas
prácticas, las autoridades a menudo
afectan el pacto con habitantes
particulares a fin de resolver el
problema en cuestión. La violencia
y las ocupaciones, traen estos
enfrentamientos dentro de los
dominios de la práctica soberana,
como se mencionó anteriormente,
desde que las autoridades han
desplegado la fuerza para sacar a
la gente, o como otra alternativa,
permitir que las leyes se rompan o
se manipulen con la impunidad.