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Facultad de Ciencias Políticas y Sociales
transformación de la violencia del
conflicto
armado
directamente
organizada por el Estado, hacia una
violencia en la cual el gobierno apoya al
capital local, nacional y transnacional
en contra de las comunidades. Los
pobladores sindican al Estado como
cómplice en la violencia llevada a
cabo por corporaciones que apuntalan
su
capacidad
productiva,
para
explotar tierras fértiles y recursos
naturales abundantes. Muchos de los
entrevistados han sufrido desalojos
y violencia por parte de personal
de seguridad privada empleada
por finqueros
locales y capital
transnacional, con el Ejército y Policía
Nacional Civil de su lado.
Quienes participaron en la
investigación,
compartieron
sus
experiencias de violencia estructural
y física. La primera, a través de la
humillación a manos de autoridades
electas (como los alcaldes
municipales), y la falta de servicios
sociales. La segunda, mediante la
violación sexual, la destrucción de
sus casas y cosechas, el asesinato
de sus esposos, esposas o hijos
que participaban activamente
en la
lucha comunitaria. La violencia que
ellos experimentan directamente,
además de la que sus compañeros
les cuentan, es una limitante para
sus visiones sobre las formas de
participación en las instancias
locales y nacionales del Estado para
resistir a la marginalización. Para
muchos de
ellos, la violencia de
hoy representa la continuación de
la violencia que ellos mismos o sus
familias vivieron durante el conflicto
armado, señalando lo problemático de
simplificar la situación de Guatemala
como “posconflicto”, en rumbo fijo
hacia la democracia. Lo que cuentan,
ilustra la idea de Benson, Fischer y
Thomas sobre que “la noción misma
de una era de posguerra puede tener
el efecto de desviar la atención de la
existencia de formas de violencia más
sutiles y conexiones persistentes de
violencia con la política y el Estado”
(Benson et al., 2008: p. 39, traducción
Autumn Knowlton).
En tanto la presencia de
extranjeros evoca hoy las incursiones
y expropiaciones de los últimos 500
años, este artículo inicia situando
históricamente la invasión del capital
extranjero en territorios q’eqchi’s.
Se marca la continuidad entre las
épocas anteriores y se aplica luego
la cronología de la “desposesión” en
territorios q’eqchi’s desarrollada por
Liza Grandia (2012), para proponer
una “cuarta conquista”.
Los q’eqchi’s sufren hoy otra
serie de desalojos y violaciones de
derechos humanos por fuerzas ajenas
a sus comunidades. La intensificación
de la extracción de recursos naturales
no trae el esperado “desarrollo” ni
“la oportunidad” a sus comunidades,
sino que es precursora de la violencia
en contra de sus personas y la
destrucción de los recursos naturales.