27
Revista Espacios Políticos
b) Los temas del contexto nacional: el
patriotismo, la situación social, la clase
media, la política en Argentina y el
funcionamiento de la economía y sus
problemas; c) Los principales campos
del contexto internacional de la época:
la Guerra Fría, la amenaza nuclear
y la búsqueda de la paz mundial, la
guerra de Vietnam, la superpoblación,
los primeros temores sobre la
contaminación y el daño ecológico, la
lucha por los derechos humanos y por
la democracia, las relaciones Norte-
Sur, el futuro incierto.
En relación con el último campo
por ejemplo, a la pregunta de la
encuesta sobre la época a la que
corresponde Mafalda, la mayor parte
de encuestados y encuestadas (79
%) la situó entre las décadas de
1960 y 1980, un tiempo histórico
lejano para la mayoría de quienes
respondieron y poblado de temas
como los ya señalados.
Los orígenes sociales de los
personajes (todos pertenecen a la
clase media argentina) matizados
a su vez por sus propias posiciones
ideológicas diferenciadas (desde la
izquierda y el centro izquierda hasta
la derecha) orientan las opiniones,
afirmaciones, reacciones, preguntas y
críticas, así como las imágenes de los
personajes a lo largo de las viñetas.
En tal sentido, marcan o influyen los
diálogos y enunciados en los tres
niveles de contenido antes señalados.
En el espectro político que
recrea el grupo de amigos de
Mafalda, ella corresponde al centro
izquierda, próxima a las ideas de la
socialdemocracia. Manolito y Susanita
son los personajes más conservadores.
Libertad se sitúa más a la izquierda de
Mafalda. Miguelito aunque es capaz de
disquisiciones filosóficas, se identifica
con Mussolini por influencia de su
abuelo. Felipe parece estar demasiado
preocupado por sus problemas para
desarrollar una conciencia política
evidente y correspondería a una
posición de centro derecha (la típica
de la clase media que se define a sí
misma como “apolítica”).
Según el propio Quino, durante
la dictadura Mafalda no fue censurada
“porque el medio artístico de las
historietas
era
considerado
un
género menor, que no representaba
una amenaza como voz histórica.
Sus dibujos no aparentaban ser una
arte altamente intelectual y eran
percibidos como un entretenimiento”
(Chaplain. 2014).
Lucas Berone (op. cit. 2008)
al retomar una de las críticas de
Pablo José Hernández en Para leer
a Mafalda, recuerda la afirmación de
este último según la cual, a lo largo
de los casi diez años de publicación
de la tira cómica, Quino nunca
hizo referencia al general Perón
ni al peronismo. Es decir, no hubo
señalamientos específicos a una de
las principales manifestaciones de la
militancia política argentina, aunque
sí crítica política pero no partidista. Y
tampoco hubo referencias explícitas a
la otra militancia política dominante:
el radicalismo.
Si bien lo anterior es cierto,