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Revista Espacios Políticos
escolares y por su dificultad para
concentrarse en clase. Le gustan los
Beatles y el ajedrez, es vecino de
Mafalda y ve la vida en forma más
sencilla que ésta (como corresponde
a su edad). Gusta de las tiras
cómicas y sueña con personificar a
El Llanero Solitario.
Manolito, hijo del comerciante
del barrio y dueño del Almacén Don
Manolo, es físicamente idéntico
a su padre y defiende las ideas
mercantilistas de aquél. Es codicioso,
ignorante y de escasa imaginación
(salvo para soñar con el dinero
que tendrá cuando “sea grande”).
Corresponde al prototipo de los
chistes de “gallegos”. Le gusta la sopa
y detesta a los Beatles, al igual que la
competencia que los otros almacenes
le hacen al de su padre. Susanita
por su parte, sueña con casarse,
ser madre de “muchos y muy lindos
hijitos” y dedicarse a las tareas
domésticas. Es parlanchina y dada
al chisme, racista, admiradora de los
ricos, despectiva de los pobres y se
burla constantemente de Manolito.
Miguelito más pequeño, inocente
y egocéntrico que el resto del grupo,
tiene el pelo semejante al de una
lechuga y viste siempre pantalón
con tirantes. Exhibe un carácter
filosófico más profundo que el de la
propia Mafalda y se hace preguntas
complejas y alejadas de la realidad.
Es defensor de Benito Mussolini
porque se lo ha inculcado su abuelo.
Libertad, simbólicamente
pequeñita, posee una mascota: la
tortuga llamada “burocracia”. Su
madre es traductora de francés y
su padre, un trabajador socialista.
Sueña con ser traductora como su
madre y aspira a que el pueblo tome
conciencia y se levante en contra de las
injusticias. Es el personaje con quien
más conversa Mafalda de política y a
diferencia de Manolito y Susanita, con
quien menos discute. Por último se
encuentra Guille, el hermano menor
de Mafalda, el único personaje que
crece a lo largo del desarrollo de la
tira (al principio usa chupete para
abandonarlo al final). Es irreverente,
admirador de Brigitte Bardot y le gusta
la sopa, lo que obviamente molesta
a su hermana que no comprende tal
comportamiento (Peroja. 2010).
Una “nena de clase media”,
conciencia crítica de su época,
humanista y socialdemócrata.
Como suele ocurrir con algunos
personajes centrales de la literatura,
la protagonista de la tira cómica tuvo
un aleatorio origen: estaba destinada
a una campaña de publicidad para
electrodomésticos en Argentina que
no prosperó: “Adapté la tira. A la
nena le puse Mafalda. Y arranqué la
historieta sin el menor plan. Ya que
no tenía que elogiar las virtudes
de ninguna aspiradora, la hice
protestona, cascarrabias. Fue una
revancha inmediata” recuerda Quino
en una entrevista de inicios del
presente año (Chaplain. 2014).
La condición de los personajes
centrales de la tira como “niños-
adultos”: adultos en cuerpo de niño
o niños que hablan y piensan como
adultos pero también como niños, le
otorgó a la historieta una versatilidad
particular
que
indudablemente
contribuyó a su éxito. El propio
Quino reconoce en este sentido, la
influencia del dibujante y humorista