Martín Rodríguez Pellecer /
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El boicot de la élite empresarial al juicio por geno-
cidio no se debió a una simpatía por Efraín Ríos
Montt sino a una relación más cercana: su alianza
en la guerra civil guatemalteca. Empresarios for-
maron parte del gobierno de facto, hicieron un
aporte extraordinario para la contrainsurgencia,
cabildearon para revertir el aislamiento interna-
cional y utilizaron sus propias avionetas para el
traslado de militares y el lanzamiento de bombas
en el área ixil.
Hasta hace poco, esta alianza era un recuerdo
nublado porque durante 30 años, entre 1983 y
2013, la élite y Ríos Montt se distanciaron. Por
diferencias que empezaron con el aumento de
impuestos durante el gobierno de facto y por el
apoyo empresarial al sucesor de Ríos Montt; que
siguieron con la prohibición constitucional cu-
ando Ríos Montt intentó volver a ser candidato a
la presidencia, y que reventaron en 2003 cuando
Ríos Montt y su partido Frente Repuplicano Gua-
temalteco (FRG) le arrebataron a la élite el con-
trol del Estado, en el Congreso, en el Ejecutivo y
CAPÍTULO I
Las cuatro patas de la
alianza en medio de una
gran incertidumbre